Fideos (sin tuco) contra la pared
La oposición al Gobierno Nacional se encolumnó detrás del reclamo presupuestario de las Universidades. Alumnos, docentes, graduados, no docentes, rectores, sindicatos, padres, madres, marcharon en todo el país bajo una consigna mucho más amplia que la legítima defensa de la Educación Superior Pública. El conteo de asistentes rondó el millón. Todos los partidos de la oposición dijeron presente, inclusive los más dialoguistas.
El presidente no se contuvo y respondió con un posteo en Instagram dónde se puede ver a un león bebiendo “lágrimas de zurdo”.
Al parecer el tecito era de tilo y no de lágrimas. El día siguiente lo encontró más calmado. Volvió a martillar con un extenso posteo en Twitter con eso de que la causa (en defensa de las UUNN) es noble pero existen quiénes se la apropian para seguir currando. Sostuvo que el presupuesto estaba garantizado. También guardó la motosierra un rato y negó el recorte diciendo que lo había aumentado si se considera su valor histórico en dólares. Sin lugar a dudas, un cambio rotundo de posicionamiento ante la movilización. Los que pedían que la Universidad se ajuste al igual que el resto de las dependencias del Estado ahora niegan la existencia del ajuste.
Milei y su espacio buscan salir airosos publicitando una derrota digna y se abroquelan a la única “causa noble” que les quedó: auditar los gastos de las universidades. Causa en la cual también recularon desde Casa Rosada tras reconocer que el Poder Ejecutivo no tiene las facultades para hacerlo. Es competencia del Congreso mediante la Auditoría General de la Nación.
El Gobierno tira fideos contra la pared a ver si alguno se queda pegado. De momento, se han caído varios. El relato “revisionista” de los años setenta, el alineamiento indeclinable con Estados Unidos, tantísimos puntos de la ley bases (por ejemplo, el número de empresas a privatizar), propuestas de seguridad, recortes a las UUNN, no suscitaron ni entusiasmo ni defensa férrea por parte de su electorado.
La insistencia de Milei con los temas que exceden a la economía cesa. Esto no significa un retroceso, ya que su imágen sigue siendo mayoritariamente positiva, pero si lo limita en su capacidad de imponer agenda.
Prueba cabal de la obsesión de Milei con la economía fue la cadena nacional la noche antes de la noche de bodas de la oposición. El parte oficial anunciaba con bombos y platillos se había alcanzado el superávit fiscal “sustentable” por tercer mes consecutivo. Detrás del dato se esconden la licuadora y la motosierra: recortes en jubilaciones, obras públicas y universidades y el cese de transferencias a las provincias. Todos focos de conflicto que siguen abiertos para el Gobierno. Lo de sustentable aún está por verse.
Lo más llamativo sigue siendo el fracaso de Milei al intentar tapar una mala con una “buena”. Realizar una cadena nacional y no hacer una sola mención a la demanda urgente del resto del arco político es toda una provocación. A la vez es una invitación a ocupar ese lugar vació, para que desde el oficialismo alguien se encargue de poner la cara y dar respuestas, por más agrias que sean. Milei no concede mucho espacio ni a otros temas ni a otros referentes del oficialismo (Bullrich, Villarruel, Caputo) pero deja un vacío que tarde o temprano habrá de llenarse.
Sabios que no saben nada
El instrumentador del ajuste a las Universidades no será precisamente quién ocupe ese lugar. Alejandro Álvarez, subsecretario de Políticas Universitarias, cultiva un perfil bajo, actúa como un twittero más y se pasea por los shows fascistas de streaming.
Los rectores que lidian con Álvarez mencionan que es una persona que actúa desde el rencor, que es un profesor del CBC que nunca dirigió ni universidades ni carreras, ni tuvo responsabilidades de gestión. Además comentan que le habla mal a los radicales de los peronistas y viceversa.
Integra la lista de funcionarios pintados al óleo. Al igual que el inefable Ministro de Salud, no se encuentra abocado al rol para el que fue designado. Una suerte de no-gestión que se extiende por amplios sectores del Gabinete Nacional en concordancia con la visión de Milei del Estado y su función.
Telarañas acostumbradas
Poco se habla y poco se recuerda del rimbombante “Pacto de Mayo”. Si bien, luego de su anuncio no se registraron ataques de Nación a las Provincias, Milei le bajó el precio al acuerdo. Desde Casa Rosada repiten que la condición para la firma es la aprobación de la nueva Ley Bases y, por lo tanto, no estarán invitados los gobernadores que no acompañen el proyecto. ¿Qué eficacia puede tener, entonces, una rúbrica que no contenga al mandatario de la provincia más importante?
Axel Kicillof es hoy uno de los principales líderes de la oposición. Su cargo lo aleja de la desfachatez que impostan otros referentes sin responsabilidades de gestión. Aún así, confronta con el modelo del presidente mientras elude el fuego amigo. Los camporistas no evitan desafiarlo y no está del todo claro qué sucede entre él y Cristina.
Reapareció CFK
La ex vicepresidenta habló durante una hora en Quilmes sin hacer mención al Gobernador de la provincia más poblada del país. De hecho, confirmó su presencia en el acto organizado por la intendenta Mayra Mendoza pese a que estaba programado para el mismo momento en el que iba a hablar Kicillof en Avellaneda. El inconveniente se saldó con un cambio de horario y el Gobernador estuvo presente en ambos actos aunque no deja de ser llamativa la dispersión en medio del escenario caótico que propone el Gobierno Nacional.
El discurso de Cristina tuvo críticas para el plan económico del Gobierno, elogios a la década ganada y directivas para la militancia. El repertorio usual de la platense. El tono no fue tan agresivo como otras veces. De hecho, explícitamente pidió que no se silbe al presidente mientras lo nombraba.
La exposición de CFK hasta resultó conciliadora: “Nadie quiere que le vaya mal a este Gobierno”. Primero aclaró que el modelo de Milei no es anarco-liberal sino “anarco-colonial”, ya que propone aumentar la producción únicamente mediante la explotación de los recursos naturales que dejan el país sin valor agregado, tal como sucedía hace 200 años. Luego defendió la necesidad de los empresarios de obtener rentabilidad, sin que esto merezca la demonización absoluta, abogando por un Estado que armonice los intereses públicos y privados. Una suerte de salvataje del capitalismo, diferenciandolo del proyecto sin Estado de Milei.
Sumado a esto, declaró que las categorías “izquierda y derecha” son incapaces de aplicarse a la política argentina. Corriendo el enfoque hacia el eje “nacional-transnacional”, en un intento por provocar una visión más amigable de su núcleo duro que tantísimas veces cancela o excluye cuadros con suma celeridad.
¿Cuándo cruzará el ómnibus?
La antigua Ley Ómnibus, hoy Ley Combi por su desguace, se encamina hacia su media sanción en Diputados. El lunes próximo obtendría la tan esperada aprobación parcial luego de intensas negociaciones con la oposición dialoguista. Puede que incluya votos de algunos congresistas de Unión por la Patria. Todavía el oficialismo no canta victoria.
La duda mayor recae sobre el Senado, el cuál ya derogó a medias el DNU 70/23. Los tiempos legislativos podrían acelerarse para que se llegue al 25 de Mayo, fecha estipulada para el pacto, con su aprobación total. Esto supondría una pacificación del escenario político, al menos entre Nación y las Provincias, pero su duración sería incierta. El mismo Javier Milei ya mencionó que si tiran la Ley Ómnibus a él no le importa y va a continuar igual con su motosierra y su licuadora. ¿Qué ganarían entonces los sectores que presten apoyo a la Ley? La posibilidad de renegociar las condiciones de la reactivación de la obra pública.
Otro fideo que se caería de la pared, otro parche, otro límite real a la fantasía del presidente de prescindir de la “rosca”.
Mayo será un mes clave. Si se confirma el escenario de negocaciación entre oficialismo y oposición, restará saber quién contiene el malestar de los damnificados y excluídos por el plan económico. Podría ser cualquiera. A la vez, el capital de los desencantados por el modelos de los últimos 20 años ya tiene representación en el presidente y, aunque con amenazas de licuación, se mantiene inalterable. La lucha entre unidos por el espanto difícilmente invite a pensar un futuro auspicioso.
