La industria farmacéutica es una de las que más dinero genera en todo el mundo a costa de la salud de la población mundial. La pandemia COVID-19 fue una muestra de ello, en donde importantes marcas de esta industria como Pfizer – BioNTech y Moderna buscaron incansablemente una vacuna que parara con la enfermedad.
En Estados Unidos, un juez federal falló contra Moderna en un caso que alega que el fabricante de la vacuna infringió la patente de Alnylam -compañía biofarmacéutica estadounidense- de lípidos biodegradables, que se utilizan en la vacuna Covid-19 de Moderna.
Por su parte, la empresa Moderna había argumentado que las afirmaciones de Alnylam deben enfrentarse al gobierno federal, que fue el único comprador de la vacuna de la compañía en el país norteamericano.
A raíz de esto, se dieron a conocer los contratos mafiosos y exigentes que estas empresas farmacéuticas solicitaron a los países respecto a la vacuna del COVID-19, los cuales exigen a los gobiernos “indemnizar, defender y mantener exentos de responsabilidad” a las empresas.
Dentro de esta línea Pfizer exige a los países indemnización en caso de juicios, demandas, pérdidas, multas y gastos -incluídos honorarios de abogados- en todos los litigios que tengan relación con la vacuna.
¿Te acordás entonces de las exigencias de Pfizer que muchos países, entre ellos Brasil y la Argentina, no querían firmar? Bueno, exigía inmunidad legal para TODO, fueran problemas clínicos (aceptable), errores de producción de Pfizer (ridículo), o esto: juicios por patentes. pic.twitter.com/VhrIKtDsVg
— Ernesto Resnik (@ernestorr) May 7, 2023
Dentro de los chantajes sucedidos por la empresa Pfizer se aseguraron que los países subdesarrollados, en caso de que no pudieran pagar, respondan con el edificio de la embajada de ese país en Nueva York y París.
Estos contratos fueron rechazados en principio por Brasil y Argentina. Luego tuvieron que acceder a los mismos para poder tener la vacuna circulando en ambos países.
En el caso de Argentina la presión social, la falta de aprobación de la vacuna Sputnik por parte de la OMS y la emergencia sanitaria terminó por acatarse al contrato extorsivo de la empresa Pfizer.
