¿Uno de los mejores shows de Las Pelotas en Rosario? El comentario que se escuchó a la salida de las escalinatas del Anfiteatro Municipal parecía ser injusto con recitales anteriores de la banda en la ciudad, siendo que Las Pelotas es uno de esos grupos que en vivo genera una química que supera a los discos de estudio. Sin embargo, quizás por tanta pandemia que nos pasó por arriba, y una noche primaveral exquisita en pleno otoño en “el anfi”, a quienes tuvimos la suerte de estar presentes nos quedó esa sensación.
Rock, familia, recuerdo y tranquilidad. Nadie de los que llega al Anfiteatro está apurado y nadie está sobre excitado. Todos vienen a escuchar buena música, y a llenarse con un poco de “rock del bueno”, sabiendo que en instantes en el escenario, tendremos la posibilidad de ver a una banda histórica y referente del movimiento cultural llamado Rock Nacional.
Muchos de los que llegan, algunos hasta con niños de la mano, se cruzan con otros y se sonríen con la mirada cómplice de recordarse y conocerse como testigos de una adolescencia en la ciudad donde el rock era sinónimo de Rosario.
Y justamente con los primeros acordes de Las Pelotas, y su “esto es por la memoria” la banda nos prepara y nos pone en sintonía con la música y la esencia de una banda a la que parece que el añejamiento, le sigue dando más cuerpo.
En épocas dónde muchos hablan y pocos dicen, Las Pelotas llevan su mensaje en las canciones y en las visuales que decoran la sobria puesta en escena. Su mensaje que cruza décadas de carrera y sigue buscando por los mismos lugares: más esencia, mas amor, menos tecnología, y el seguir mostrando a los políticos en posición adelantada con “esas caras sonriente en el cartel que se ríen de todas las cosas que nos van a hacer”.
“Vamos Rosario, después de 2 años de pandemia la concha de la lora” dice Germán Daffunchio con la misma simpleza y la alegría que hace unos 20 años atrás, decía su recordado amigo y compañero, Alejandro Sokol, cuando preguntaba “quien puso esa columna ahí en el medio” en medio de un recital de Las Pelotas en el CEC.
La perfecta noche del anfiteatro nos hace disfrutar de mejor manera “hasta el fondo del río” y esa mística de una banda que suena compacta y que nos regala un poco “de mambo” con el cierre de una trompeta que suena en un escenario, que casualmente se encuentra emplazado a escasos metros del río Paraná.
“Uy, este tema me encanta” dice como un fanático que logra pispear la lista de temas Daffunchio, quien se sentaría en el piso en la mayor parte de la canción para recordarnos que “no hay que vivir fingiendo la cosa es al revés cuando solo somos pasajeros en este show”.
Finalizando el tema Germán mira a la gente y a la cabina de sonido y dice “¡que linda noche!, ¿viste que no iba a llover boludo. Las Pelotas tiene buena onda?” y si algo no quedan dudas a todos los que estamos viviendo esa noche, es que el ambiente que reina es el de la buena onda.
“Después de muchos años en este país descubrí que nadie fue” y el “Nadie Fue” suena implacable con un video en pantalla que nos devuelve mucho de ese Rock Nacional que nació contestatario, rebelde, crítico y que la banda sostiene como bandera. “Bueno, siguiendo con esta catarata de temas optimistas” el “Pelado” se presta al juego de saber que actualmente no estamos acostumbrados a tanto mensaje o pedido de reflexión.
La banda anuncia su despedida y propone el juego de ir volviendo. Primero una vez y luego otra que parece la final cuando la potencia de “Capitán América” nos recuerda que los supermercados y los precios remarcados de las grandes cadenas son parte de un presente que se vio venir desde el norte… “garaaaaaantizaaaaaadooooo”.
Sin embargo, había algo más. Alguno que otro había gritado durante el show “hacé una de Sumo” y Las Pelotas aparece nuevamente en el escenario para jugar con el “ya no se que canción hacer, aparte no se mueven” para dar lugar a la potente entrada de “El Ojo Blindado” que generó el delirio y el salto de todo el anfiteatro que esa noche, volvió a recordar un poco ese espíritu rockero que se vivía en las calles de la ciudad, antes de que los raros peinados nuevos, sean reemplazados por gente aún más Lgante.
