El primer año de gestión de Maximiliano Pullaro será recordado, principalmente, por sus logros en materia de seguridad. La baja de la tasa de homicidios es inobjetable. El número para el período enero-octubre fue el más bajo desde que se tienen registros. Fueron 148, menos de la mitad que el año anterior en igual rango de tiempo, 327. Pese a que son insoslayables el marzo trágico que vivió Rosario, cuando 4 trabajadores de áreas esenciales fueron asesinados, y el asesinato del mandamás de la barra de Rosario Central, Pillín Bracamonte, el descenso en los números es percibido como un logro inapelable de gestión, reconocido, incluso, por sus adversarios. La seguridad es desde hace una década la principal preocupación de los santafesinos, o, al menos, de las que competen a la gobernación provincial, no cabe dentro de estas la economía, por ejemplo. Ya en 2019, Omar Perotti prometía “Paz y Orden”.
Pero en el plano de la política palaciega, Pullaro también movió, amparado por las mayorías parlamentarias que obtuvo en la elección del año pasado. Tres fueron sus principales ambiciones. La primera fue de caja. La Reforma Previsional vio luz verde tras un pequeño debate al interior del frente con sus aliados del socialismo. Con el objetivo de sanear las cajas de jubilaciones, Pullaro modificó regímenes de policías, docentes y empleados públicos, reduciendo jubilaciones máximas y porcentajes móviles y aumentando edades mínimas de retiro, entre otras cuestiones (ver nota al respecto), pese a la bronca de los sindicatos y los disturbios ocurridos en las afueras de la legislatura.
Además, fue contra los jueces de la Corte Suprema de Justicia de la provincia. Los cortesanos, de larguísima estadía en sus bancas y elevada edad para ocupar sus cargos, fueron uno de sus blancos. Aprovechando esas dos condiciones de los jueces actuales, Pullaro sumó una nueva banca y ahora, por la renuncia de dos magistrados, hay tres vacantes a cubrir. Su posición favorable en ambas cámaras invita a suponer que podrá colocar nombres afines o negociados con otros espacios minoritarios de la oposición, como el que conduce Omar Perotti. Mientras, espera que los jueces que se resisten a la jubilación den un paso al costado para hacer más lugar.
Contando ya con dos de los tres goles necesarios para el hat-trick el gobernador radical busca concretar la ley de necesidad de reforma constitucional, el paso previo para la redacción de un nuevo texto. Para sacar la misma necesita dos de tres tercios en ambas cámaras. Los tiene en senadores y está a 6 voluntades en diputados.
Una deuda histórica
La redacción de una nueva Constitución provincial es una deuda de todo el arco político desde, al menos, el retorno de la democracia pero por H o por B nunca se concretó, aunque no faltaron intentos. La actual fue sancionada en 1962 cuando “el hombre no había llegado a la Luna”, señaló el gobernador. Tampoco existía reconocimiento de la Constitución Nacional de derechos modernos que se adoptaron en su mayoría en la reforma de 1994, cuando se incorporaron pactos y tratados internacionales. Además, la última reforma provincial se realizó mientras el país era gobernado por una dictadura militar.
Más allá de los nobles motivos históricos o sociales, se esconde detrás una ambición política, a día de hoy, inocultable, la reelección del gobernador. Prohibida por el texto actual, anhelada por los anteriores mandamases que habitaron la Casa Gris, la posibilidad de completar dos mandatos consecutivos ha ocupado numerosas especulaciones y debates. Algunos legisladores han señalado que esta obsesión obturó siempre la discusión de la reforma porque se negocia de antemano este punto, antes de que se avance en la elección de constituyentes que son en definitiva los que resolverán este entre otros asuntos. Como poner el carro adelante del caballo. Se descuenta que entre los candidatos a constituyente esté el actual gobernador.
Los problemas de la Constitución actual
El problema de la reelección se inscribe en una lista de problemas de orden político institucional que posee el texto actual. En primer lugar, más allá de nombres transitorios, negar la posibilidad de mandatos consecutivos impide a las fuerzas políticas de la provincia la posibilidad de construir líderes fuertes con proyección nacional, pensando en un eventual salto a la presidencia. Nunca un santafesino fue electo para la primera magistratura, quizás uno de los motivos sea este impedimento.
Luego está la cuestión parlamentaria. La provincia posee un sistema bicameral, muchas provincias como Córdoba o Misiones han optado por reducir su cantidad de cámaras a una sola en sus últimas reformas. La distribución de diputados se da de la siguiente manera: 28 de 50 para quien salga primero, por más que lo haga por un solo voto, los 22 restantes se los reparte la oposición por sistema D’Hondt. Esa mayoría complica los planes de cualquier gobernador que no obtenga la victoria en Diputados, tal fue el caso de Omar Perotti que no pudo avanzar en numerosas leyes por trabas impuestas por la oposición. A la vez, facilita en exceso los planes de un oficialismo que si obtuvo sus 28 de 50.
Por otro lado está el Senado. Existen 19 bancas en la cámara alta, una por cada departamento. De esta forma, todos los distritos obtienen la misma representación, tal como sucede con las provincias argentinas. Pero los recursos otorgados a los senadores los convierten en señores de sus territorios, teniendo mayor peso que los intendentes de las localidades. El caso paradigmático es el departamento de Garay, el cual tiene una población estimada en 19.000 personas, con una sola ciudad dentro, Helvecia, la cual roza los 10.000 habitantes. El gran peso económico favorece la continuidad del mismo color político e incluso de la misma persona. Felipe Michlig, radical, es senador por San Cristóbal desde 1999, va por su séptimo mandato, y Armando Traferri, peronista, senador por el PJ, lleva cinco mandatos, con una interrupción entre el 2003 y el 2007. También está la cuestión de género, los 19 senadores electos en la última elección son varones. Por último, la Constitución Santafesina blinda a los integrantes de la cámara alta con fueros totales que impiden, no solo que se los aprese sino que se los investigue.
Esta serie de cuestiones invita a pensar la inclusión de una nuevo modelo legislativo. Pero de eso poco se ha hablado y pocos incentivos tienen los senadores para avanzar en cambios que no les garantizarían sus privilegios actuales.
La rosca final
Con todo, Pullaro busca la reelección, lo incluya o no a él, aunque nada invita a suponer que se vaya a resignar. Tiene tiempo, también podría realizarla en los tres años de gestión que le quedan aunque resulta más conveniente que las elecciones constituyentes se realicen en simultáneo con las nacionales de medio término.
No se llegó a tratar en el período de sesiones ordinarias pero Unidos acordó con el perottismo tratarla en extraordinarias. Perotti no renunció a su vocación de proponer propuestas superadoras y envió a través de sus laderos un proyecto de necesidad de reforma propio. También está el proyecto de la diputada Lucila De Ponti, distanciada del rafaelino, al igual que el resto del peronismo. Pese a las internas, Celia Arena, cercana al ex gobernador, ya abrió el paraguas y remarcó que el gobernador juró por la Carta Magna actual y que eso le impediría ser reelecto.
El peronismo se reunió a principios de la semana y sacó un texto conjunto, abriendo la posibilidad al diálogo por la reforma. También volverá a hacerlo el lunes próximo. Pero el lunes no acompañó el comunicado el espacio de Marcelo Lewandowski, quien se ausentó. El ex periodista televisivo no se apartó de un posible acuerdo pero calificó a la reforma impulsada por el gobernador como “apresurada” e “inoportuna” y también tildó a la maniobra de “avanzada autoritaria” y de “perpetuación en el poder”. El gesto puede interpretarse como un acercamiento de posturas con la diputada Granata. Ambos espacios coincidieron en el rechazo a la reforma de la Corte y admitieron que un café no se le niega a nadie, consultados por las reuniones que mantuvieron los referentes de los dos espacios. Sobre la reforma, el espacio de los celestes además de rechazar la iniciativa reformista fue aún más lejos y acusó a Pullaro de lanzar el operativo Gildo, por la supuesta intención de querer perpetuarse en el poder como el gobernador de Formosa, quien el año próximo cumplirá 30 años ininterrumpidos al frente de su provincia.
El FAP: un caso particular
El Frente Amplio Progresista posee una diferencia con respecto a la reforma. Dos de sus tres diputados, Claudia Balagué, socialista disidente, y Fabian Palo Oliver, radical alejado de la conducción actual, acompañarían. No así Carlos Del Frade, un cuentapropista de la política en alianza con ex integrantes del Frente Progresista Cívico y Social. El espacio mostró históricamente una postura reformista. Los dos primeros ponderan la necesidad de renovar el texto, el tercero no quiere llevarla adelante en estas condiciones. Sin embargo, esta digresión no supone ruptura alguna o conflicto al interior del FAP.
