La Iglesia Católica comenzó a desplegar el dispositivo ceremonial previsto para despedir al papa Francisco, quien falleció este lunes a los 88 años. Tal como establece el protocolo vaticano, el ritual fúnebre será presidido por el cardenal decano Giovanni Battista Re, de 91 años, quien compartió con Jorge Bergoglio su creación como cardenal en el año 2001.
El cuerpo del pontífice permanecerá en exposición pública en la Basílica de San Pedro durante varios días, donde los fieles y líderes internacionales podrán brindarle su último adiós. Posteriormente, será trasladado a la Basílica de Santa María la Mayor, lugar que el propio Francisco había elegido como destino final para su descanso eterno.
Según explicó el periodista José Luis Dell’ Ali, acreditado en la Santa Sede, el proceso contempla nueve días consecutivos de exequias. Recién después se iniciará el cónclave, en el que más de 140 cardenales con derecho a voto se reunirán en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo líder de la Iglesia.
En noviembre de 2024, el propio Francisco había aprobado una revisión del reglamento funerario papal, conocida como Ordo Exsequiarum Romani Pontificis. Este documento introdujo cambios para simplificar el rito y destacar el mensaje de fe en la resurrección.
Entre las modificaciones figura la eliminación del tradicional martillazo en la frente del Papa —gesto que el camarlengo realizaba como verificación del fallecimiento—, que fue reemplazado por una certificación médica en la capilla privada del Palacio Apostólico.
Otro cambio significativo es el uso de un único ataúd de madera con interior metálico, descartando el esquema antiguo de tres féretros superpuestos. Tampoco habrá velatorio privado, ni catafalco, ni báculo papal colocado junto al cuerpo.
La misa funeral se celebrará al aire libre, en la Plaza de San Pedro, y se evitarán referencias que asocien al Papa con el poder temporal. En cambio, se lo nombrará con títulos como “Obispo de Roma” o “Pastor”, siguiendo la línea de austeridad que caracterizó a su pontificado.
Una vez finalizada la misa, el féretro será trasladado a la basílica mariana donde Francisco había depositado su confianza y devoción en numerosas ocasiones. Con esta decisión, se aparta de la costumbre de enterrar a los papas en las grutas vaticanas.
Tras la sepultura, el Colegio Cardenalicio entrará en la etapa de Sede Vacante, durante la cual el camarlengo tomará el control administrativo del Vaticano hasta que un nuevo Papa sea elegido.
El cónclave, que se realizará en estricto secreto, se desarrolla bajo un sistema de votación en el que cada ronda finaliza con la quema de papeletas. El color del humo que sale por la chimenea de la Capilla Sixtina informa al mundo si hubo acuerdo: gris si no lo hubo, blanco si se eligió un nuevo pontífice. Entonces, se escuchará el anuncio Habemus Papam y el sucesor de Francisco se asomará al balcón central de la basílica para saludar por primera vez.
Los elementos que distinguen al Papa electo son la sotana blanca, el báculo —o férula— y el anillo del pescador. Este último, que lleva grabado su nombre, simboliza su rol como guía espiritual y evangelizador. Cuando muere un Papa, ese anillo se destruye en un acto solemne que marca el fin oficial de su papado.
En paralelo, el Comité Olímpico Italiano solicitó suspender toda actividad deportiva durante la jornada. “Italia llora la partida de un hombre que inspiró al mundo con su mensaje de fraternidad y esperanza”, expresó el presidente del CONI, Giovanni Malagò. Entre los eventos afectados se encuentran los partidos de la Serie A programados para este lunes.
