En medio de una fuerte caída del consumo y un contexto económico inestable, el presidente de la Cámara Argentina de Supermercados (CAS), Víctor Palpacelli, aseguró que el sector no convalidará incrementos de precios que agraven la situación. En declaraciones radiales, planteó que muchas cadenas de supermercados, tanto grandes como regionales, decidieron rechazar listas de precios con subas del 9% al 12% que algunas compañías proveedoras intentaron imponer tras la última devaluación.
Empresas como Unilever, Molinos Río de la Plata, Aceitera General Deheza y Bunge aplicaron nuevas condiciones comerciales alegando el impacto del alza del dólar en sus costos, especialmente en productos con componentes importados. Sin embargo, desde la Asociación de Supermercados Unidos (ASU) y desde la CAS ratificaron que no hay margen para ajustes de este tipo sin una justificación clara. “No podemos permitir aumentos que se traduzcan en más caída de ventas”, afirmó Palpacelli.
La postura fue respaldada por el Ministerio de Economía. El propio ministro Luis Caputo celebró que supermercados de diferentes escalas rechazaran las listas actualizadas de precios. “En este gobierno no hay espacio para conductas especulativas”, sentenció a través de redes sociales. A su vez, el subsecretario de Defensa del Consumidor, Fernando Blanco Muiño, afirmó que no existen razones tributarias ni cambiarias que justifiquen las subas que intentaron imponer algunas firmas.
Palpacelli remarcó que hay diferencias de criterio entre cadenas, pero que en general existe coincidencia sobre la necesidad de proteger al consumidor y evitar un traslado masivo de aumentos a las góndolas. “Nuestro compromiso es cuidar el bolsillo de la gente. Si los precios siguen subiendo sin control, el consumo continuará en retroceso”, sostuvo.
La preocupación se justifica: los datos de la consultora Scentia indican que las ventas de productos de consumo masivo cayeron un 5,4% interanual en marzo. Y ya se acumulan quince meses consecutivos con bajas en las unidades comercializadas.
El presidente de la CAS también alertó que las distorsiones en el mercado no solo afectan a los consumidores, sino que deterioran toda la cadena comercial. “La suba en los costos internacionales de materias primas como trigo o girasol está generando una presión extra, pero trasladar esos aumentos sin criterios claros solo profundiza la crisis”, explicó.
Finalmente, llamó a construir un diálogo conjunto entre empresas proveedoras, supermercados y autoridades para buscar salidas sostenibles. “La prioridad es frenar la pérdida de poder adquisitivo y evitar un deterioro mayor del consumo interno”, concluyó.