El industricidio, producto abrupta caída del consumo y de la masiva importación de productos, habilitada por el Gobierno nacional, no para en Argentina. La empresa de electrodomésticos, Whirlpool, comunicó este miércoles el cierre de su planta y despidió a 220 trabajadores. Un caso similar ocurrió en la jornada en la región, donde la empresa DBT, conocida como “Cramaco”, anunció que bajaba las persianas, por lo que unos 35 empleados quedaron en la calle.
A pesar del cierre de la planta, ubicada en el Parque Industrial de Fátima, en Pilar, Whirlpool aseguró que mantendrá su operación comercial y logística en la Argentina para seguir abasteciendo el mercado con electrodomésticos, repuestos y servicio. De esta forma, la compañía pasará a importar su mercancía.
“Esta decisión implica una reconfiguración estructural de la operación en la Argentina. A partir de este cambio, Whirlpool concentrará su presencia en el país en actividades estrictamente comerciales y de servicio, garantizando el abastecimiento de electrodomésticos, accesorios y repuestos en todo el territorio de Argentina”, indicaron.
Otro caso en Sastre
La empresa DBT, o conocida como “Cramaco”, despidió de esta semana a 35 trabajadores de la planta que tiene en la localidad de Sastre, ubicada en el centro-oeste de Santa Fe. La firma –que está asociada a la multinacional española Himoinsa– fabrica generadores y alternadores eléctricos, pero dada la situación económica del país pasará a importar sus productos.

Las desvinculaciones afectaron al área de producción, aunque también a algunos que se desempeñan en la parte de oficinas. De esta manera, DBT achicó su personal en aproximadamente un 90%.
A fines de septiembre del año pasado la empresa ya había despedido a dieciséis operarios, algunos tenían entre 20 o 22 años de antigüedad mientras que otros sólo llevaban meses en la firma.





















