El dólar blue arrancó este martes con una nueva suba en su cotización. Tocando los $487. En algunas cuevas rosarinas ya se comercializaba a $490 y en algunos casos más.
En este contexto, los tipos de cambio alternativos marcaron subas de entre el 10% y el 12% en la semana con un Gobierno que utilizó el recurso de agresivas intervenciones en el mercado de bonos en varias ocasiones para morigerar las alzas. Sin embargo, poco parece haber ayudado más que para tratar de que los picos diarios no sean tan elevados.
Hasta el momento, Economía está utilizando los siguientes instrumentos para “atajar” los embates: dólar agro para incrementar reservas (aunque viene demorado y con escasa efectividad ante el salto del dólar), swaps, recalibración de metas con el Fondo Monetario Internacional (FMI), política de tasas, aceleración del crawling peg y la intervención en el mercado tras el visto bueno de la Universidad de Buenos Aires.
La pregunta que resuena entre todos los economistas es: ¿cuánto poder de fuego tiene ahora el Banco Central para evitar la devaluación?
Tasas
El mercado ya tiene su pronóstico luego del informe del INDEC: el IPC tiene un techo cercano al 7%. El Banco Central reaccionó ante esto y el recalentamiento de los dólares financieros con una suba de tasa. La primera fue aplicada por el Tesoro durante la licitación (LEDE corta – 132% de TEA) y la segunda fue la modificación de la tasa para los plazos fijos que pasó de 78% a 81% de TNA (119,4% TEA). ¿Pero es suficiente?
“La suba de tasas parecerían haber quedado cortos pensando que la inflación se está instalando arriba del 7% y los plazos fijos ofrecen tasas debajo del 7%. Aunque sí quedaron alineados con la tasa de devaluación efectiva (ritmo del crawl), no es así con la tasa de devaluación implícita en los futuros (expectativas mucho más altas), donde el BCRA todavía tendría poder de intervención (según las metas actuales con el FMI)”, expresó Pablo Repetto, Jefe Research de Aurum Valores.
De acuerdo al último informe de PPI, “con una suba tan magra, el BCRA reduce el atractivo del carry trade, que a inflaciones más altas tiene rendimientos decrecientes”.
Para el economista Federico Glustein en conversación con este medio, “las tasas hasta hace no mucho servían para sostener parte de la dolarización pero pareciera no funcionar ya, incluso pagando TEA de hasta el 132%, con Leliq de 119% TEA”.
Dólar soja y “apretón” del cinturón a las importaciones
El “dólar soja” comenzó con el pie izquierdo teniendo en cuenta el costo elevado que se paga (en emisión) para poder aumentar las reservas. Al ser un esquema voluntario, las fuertes subas del dólar le quitaron incentivo al plan original.
Con siete ruedas transcurridas desde su debut, se liquidaron u$s1.0761 millones bajo el esquema. En las últimas tres ruedas, la situación se agravó al liquidarse poco y nada en las últimas tres -u$s$36m el martes y u$s72m el jueves, mientras que no hubo operaciones el miércoles. Para CIARA, la liquidación se encuentra demorada por factores climáticos y por conflicto gremial en los puertos.
Ante la negativa de ajustar por precio (es decir aumentar el ritmo de la devaluación), el Banco Central se vio obligado a endurecer el cepo importador al diferir el pago de servicios y fletes por u$s2.000 millones.
“El gobierno de la única forma que tiene de evitar una devaluación brusca es, hoy día, con más restricciones. Las reservas líquidas son aproximadamente de 4.5 mil millones de dólares negativas, por lo que gasta lo que entra y posterga pagos a la par que la balanza de pagos comienza a negativizarse por la falta de liqudación debido a la sequía y a una clara apreciación del tipo de cambio oficial en comparación con la brecha generada”, explicó Glustein.
Las fichas están en el FMI
Sergio Massa volvió de EEUU y el panorama fue más complejo de cuando se fue. Sin embargo, logró una victoria que puede ayudar a calmar las aguas. El FMI aceptó modificar los criterios del programa acordado con la Agentina y por lo tanto, se recalibrarán las metas con el propósito de adaptarlas a la nueva realidad.
Los técnicos del organismo y altos funcionarios de la conducción económica ya están trabajando en esta reformulación en la que “podrían modificarse todas las metas o algunas”, según precisaron fuentes del Ministerio de Economía, y agregaron que “también podrían utilizarse otros instrumentos como postergaciones de vencimientos o adelantos de desembolsos”.
Las metas clave que el país debe cumplir para acceder al dinero son: fiscal (déficit primario), monetaria (financiamiento monetario al Tesoro) y reservas (acumulación de reservas en el Banco Central). La primera, que tiene que ver con el déficit fiscal ya la incumplió: el sector público nacional registró en marzo un déficit fiscal primario de $257.855.5 millones con lo cual acumuló en el primer trimestre un quebranto de 689.927,8 millones, informó el Ministerio de Economía. De ese modo, el gobierno argentino quedó desviado en casi $258.000 millones respecto de la meta acordada con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para el período.
¿Qué poder de fuego le queda entonces al Gobierno?
Para Glustein, “hoy en día el único sostén de una devaluación es la alineación Massa – FMI que logró que se recalibren las metas y los comunicados del organismo sean livianos, para evitar corridas. Si no hay un cambio en expectativas y el Fondo sigue acompañanando, lo más seguro es que hasta que no se decida,habrá sangría de divisas pero con un crawling peg controlado por la autoridad monetaria. Porque sucede esto? El oficial tendría que por lo menos estar en un 50% más para evitar descalabros en la balanza de pagos y stops en las importaciones, por lo tanto, se necesitan dólares, que el Estado tiene en organismos que no debería desfinanciar, porque es un problema hacia adelante, no en la actualidad”.
Repetto aportó: “las condiciones son difíciles por la sequía y aumentar el poder de fuego para evitarla debería provenir del acceso a líneas de financiamiento en divisas. El uso del swap chino para importar podría ayudar a moderar el efecto recesivo de las restricciones para las importaciones, aunque la efectividad de este parece muy acotada. El problema es que en los diversos documentos del FMI se señala una profundización del atraso cambiario y eso aumenta las expectativas de ajuste del tipo de cambio. Más cuando se están recalibrando metas y para que se recalibren el condicionamiento podría venir, entre otras cosas, por ahí”.
En tanto, aclaró: “pretender que la gente no busque cobertura cambiaria en un contexto de cepo super estricto, con brechas altas, con la percepción de un tipo de cambio oficial en desequilibrio (de hecho, el FMI señala un desvío para 2022 de entre un 10% y un 25%), con sequía y en período preelectoral, luce voluntarista. Las condiciones son extremadamente precarias y sin dólares frescos el gobierno deberá convivir con esta tensión de manera permanente”.