Una escena de destrucción dejó a vecinos conmocionados cuando fuerzas de seguridad ingresaron a un merendero como parte de un allanamiento vinculado a una investigación por narcotráfico, pero terminaron arrasando el local equivocado. El verdadero “búnker” de drogas funcionaba en la vivienda contigua.
El operativo se realizó durante las primeras horas del día, con fuertes detonaciones y uso de maquinaria pesada para abrir puertas y muros. Testigos relataron que los agentes destruyeron parte de la infraestructura del comedor comunitario —mesas, bancos, heladeras— mientras buscaban sustancias ilegales. Los responsables del merendero señalaron que no había nadie vinculado con actividades ilícitas en el lugar.
Al día siguiente, la justicia determinó que el objetivo del allanamiento era la casa contigua, donde sí se encontró evidencia de comercialización de drogas. En el sitio correcto se secuestraron envoltorios con estupefacientes, teléfonos celulares y anotaciones de entregas.
Los responsables del merendero presentaron la denuncia correspondiente argumentando que la acción policial vulneró derechos y provocó un daño institucional: ese espacio era utilizado para dar alimentos a niños y familias del barrio con escasos recursos. La comunidad elevó reclamos al juez que autorizó el allanamiento y pidió responsabilidades por la orden mal ejecutada.
Representantes de organizaciones sociales acompañarán la denuncia judicial y pedirán una investigación interna sobre cómo se concretó el operativo sin identificar claramente la ubicación correcta del búnker. Exigen también reparaciones materiales para el local desvencijado y garantías para que no se repitan errores con consecuencias tan graves para vecinos inocentes.