Desde hoy el ritmo de devaluación (crawling peg) se reduce a la mitad, 1% mensual. Al mismo tiempo se bajó la tasa de referencia de 32% a 29% nominal anual, que equivale a 2,4% efectivo mensual, muy cerca de la tasa que pagan los bonos del Tesoro de corto plazo y lejos de la de largo plazo que están a 2,05% anual.
Estos cambios fueron el centro de atención de las consultoras porque la economía intentó disputarle influencia a la política, que le daría un domingo indeseado para el Gobierno. Pero si bien estas noticias traen cambios internos, nada podrá superar el impacto que va a tener desde hoy, a pesar de que la medida rige desde mañana, la imposición de aranceles de 25% de Estados Unidos a Canadá y México y de 10% a China.
El premarket de medianoche preanunciaba un lunes negro. El peso mexicano se derrumbaba al menor nivel del siglo frente al dólar, que cotizaba $21,24 (+2,72%) y la moneda de México seguía en retroceso. El dólar canadiense también tocaba su peor marca del siglo XXI al cotizar a 1,47 por dólar norteamericano.
El DXY, el índice que mide a la divisa de EEUU contra las seis principales monedas del mudo marcaba 109,51 puntos (+1,19%), su nivel más elevado desde setiembre de 2022.
Los inversores se apresuraron a refugiarse en bonos del Tesoro de EEUU que, al subir de precio, bajaban su rendimiento a 4,52%, el menor desde mayo pasado. El oro tocaba un récord absoluto de USD 2.822,72 por onza.
El mundo está asustado. Los índices de Wall Street y el Nasdaq, en pre-apertura, marcaban retrocesos de hasta más de 2 por ciento. Las Bolsas de Asia abrían con bajas de casi 2% como sucedía con el Nikkei de Japón y de 1,20% en el Hang Seng de Hong Kong. Los mercados chinos no sufrieron el mismo impacto y acusaban leves retrocesos. El yuan y el real brasileño soportaban firmes el aluvión de los aranceles.
Las criptomonedas retrocedían hasta más de 6% como ocurría con el Bitcoin que perforó el piso de USD 95 mil. El petróleo era el commodity más volátil porque cambian las reglas de juego e involucra a tres grandes jugadores del mercado. La suba del crudo Brent, de referencia en la Argentina y Europa, era de 1,80%, a USD 76,24 por barril. A la Argentina esta suba lo favorece, pero tiene el contrapeso de que estaban bajando, en niveles poco preocupantes, el trigo, el maíz y la soja, mientras se esperan lluvias en la zona de sequía.
Por fortuna, el VIX, llamado “índice del miedo” subía 10,41% a 19,20 unidades, pero sin sobrepasar el nivel crítico de 19,50 puntos. Los inversores rogaban por su estabilidad en ese nivel, porque más allá comenzarían a encenderse las alarmas.
Todos los inversores, en estas negociaciones previas a la apertura de los mercados, estaban con sus computadoras, aliados a la inteligencia artificial, ocupados en ver cuál sería el piso técnico que impediría que la jornada se transforme en un “lunes negro”.
La visión de las consultoras
En tanto las consultoras argentinas que descontaban esta suba de aranceles redactaron sus informes pensando en que desde hoy en la Argentina merma el ritmo de devaluación junto a la baja de tasas de interés.
Federico Filippini y Javier Casabal, de Adcap Grupo Financiero, analizaron la reducción gradual de las tasas que a su juicio “sugieren que el BCRA tiene una tolerancia extremadamente baja para la volatilidad del dólar. Al mismo tiempo, mientras el BCRA mantenga el crawling peg (que el mercado espera se mantenga vigente hasta las elecciones legislativas) otras restricciones del Banco Central, como el objetivo de Base Monetaria y la tasa Lefi, se vuelven menos vinculantes. En otras palabras, el BCRA no puede fijar simultáneamente las tasas de interés y las cantidades.
Si bien este recorte de tasas ya estaba descontado en los precios, notaron los analistas de AdCap, “creemos que la combinación de las reducciones esperadas, el alivio temporal de los impuestos a las exportaciones hasta junio y el exitoso canje de deuda de la semana pasada, que mejoró significativamente el perfil de la deuda en pesos, crea un entorno muy favorable para invertir en bonos a tasa fija de larga duración, en particular dadas las expectativas de una menor volatilidad en el mercado de dólar”.
Para la consultora FMyA de Fernando Marull “en actividad, no hay datos de enero, pero los de diciembre apuntan a un rebote. En inflación, mantenemos nuestra proyección de 2,3% para enero. En febrero, proyectamos inflación de 1,9% por la baja del crawling al 1 por ciento. En este contexto, la tasa de interés al 2,7% (32% TNA) había quedado alta; por eso, el BCRA recortó el jueves de noche a 29%. El Tesoro bajó retenciones (costo fiscal de 0,13% del PBI) y esta semana recortó también el Impuesto al Lujo (costo fiscal de sólo 0,02% PBI). Las medidas tuvieron un costo fiscal de 0,15% del PBI, que se compensaría con mayor crecimiento. Mantenemos nuestra proyección de superávit fiscal primario en 1,6% para 2025″.
El informe señala la existencia de rumores de que el FMI pide una devaluación, a cambio de nuevos fondos, pero observa: “no vemos un escenario de devaluación hasta las elecciones de 2025. Si bien creemos que el FMI podría otorgar fondos frescos, no será a cambio de una devaluación como en el pasado (Massa en agosto de 2023 para pagarle a China)”.