La crisis económica golpea de lleno a un sector que desde hace décadas arrastra condiciones de precariedad: el de los cadetes. Según el Sindicato de Cadetes de Rosario, en los últimos dos años la actividad cayó alrededor de un 30% en la ciudad y su área metropolitana, donde se estima que trabajan unas 10 mil personas.
El dato refleja una doble problemática: por un lado, la reducción del volumen de pedidos en comercios debido a la baja en el consumo, y por otro, el incremento de personas que se vuelcan a este oficio como salida frente a la falta de empleo formal. “Nosotros trabajamos mucho con los comercios y, al haber menos ventas, el movimiento baja. Al mismo tiempo, cada vez más gente busca cadetear como ingreso extra. Eso hace que haya más competencia, pero menos trabajo y en peores condiciones”, explicó Nicolás Martínez, secretario general del gremio, en diálogo con VersiónRosario.
La labor de cadetería nunca estuvo regulada en forma efectiva y se caracteriza por la inestabilidad. A pesar de que en Rosario existe una ordenanza sancionada hace más de 20 años que prevé reglas para la actividad, ningún gobierno local la aplicó en la práctica. “Es un trabajo precarizado desde siempre y hoy se vuelve aún menos digno. Hay compañeros y compañeras que llegan a estar 12, 13 o hasta 14 horas arriba de una moto o una bicicleta, sin cobertura ni derechos básicos. La pérdida del poder adquisitivo es alarmante”, denunció Martínez.
El dirigente sindical recordó que tanto a nivel provincial como nacional se presentaron proyectos de ley para regular la actividad, pero hasta el momento no prosperaron. “Nuestras iniciativas fueron archivadas o quedaron frenadas. En Santa Fe hicimos propuestas en esta gestión y en la anterior, vinculadas también con la seguridad, que es otro gran problema para quienes trabajamos en la calle. Ninguna tuvo respuesta”, cuestionó.
El fenómeno de nuevos trabajadores sumándose a la cadetería se repite en cada ciclo recesivo. Ante la dificultad de llegar a fin de mes, muchas personas optan por subirse a una moto o a una bicicleta y salir a repartir paquetes, documentación o pedidos, a veces en condiciones extremadamente informales. Martínez comparó el fenómeno con el de los remises ilegales en los 90 o la irrupción de Uber en los últimos años: “En las crisis, el que tiene auto busca hacer viajes y el que tiene moto se vuelca a cadetear. Pero eso incrementa la oferta y achica aún más lo que percibimos quienes ya estábamos trabajando en esto”.
Desde el sindicato insisten en la necesidad de regular la actividad y hacer cumplir las normativas vigentes, además de avanzar en un esquema de seguridad laboral. La exposición al tránsito, los robos y la falta de cobertura en accidentes son parte de los riesgos cotidianos.
“Lo que pedimos es simple: que se reconozca nuestra tarea y se la regule como corresponde. Queremos condiciones dignas, acceso a derechos laborales básicos y que se cumpla la ordenanza que existe desde hace más de dos décadas. Mientras tanto, seguimos visibilizando una situación que cada día se agrava más”, concluyó Martínez.