La cadena de valor ferretera atraviesa un escenario crítico marcado por una fuerte caída en las ventas y una notoria retracción del consumo. Comercios, distribuidores e industrias del sector advierten que la actividad se encuentra en uno de sus niveles más bajos de los últimos años y que los ingresos extraordinarios, como el aguinaldo, dejaron de cumplir el rol dinamizador que históricamente tenían.
Desde el sector señalaron que meses clave como diciembre y junio ya no muestran el repunte habitual. Según explicaron, gran parte de los clientes destina esos ingresos a cancelar deudas y compromisos financieros, lo que reduce al mínimo las compras no esenciales y profundiza la caída en la facturación.
La situación impacta en toda la cadena productiva: dificultades para cumplir con proveedores, presión impositiva y un efecto en cascada que alcanza a la industria, la distribución y el transporte. A este panorama se suma la preocupación por el crecimiento de importaciones directas, que muchas veces ofrecen información engañosa y terminan perjudicando al comercio local y al consumidor.
El sector también alertó por las consecuencias sociales del contexto actual. La cadena ferretera genera cerca de 300 mil puestos de trabajo directos e indirectos en todo el país, y advierten que la pérdida de empleo tendría un impacto profundo. “Se trata de un sector de oficio, donde formar trabajadores lleva tiempo y recursos”, remarcaron.
Por último, las entidades del rubro solicitaron a las la implementación de medidas que fomenten el consumo, resguarden el empleo y aseguren condiciones de competencia leal. “Defender a la cadena ferretera es defender el trabajo, el comercio de cercanía y la producción nacional”, sostuvo Sergio R. Angiulli, presidente de Cafara.





















