El mercado de la carne atraviesa un momento de quietud en Rosario. Aunque en las últimas semanas se registró un leve incremento en los precios mayoristas, los carniceros aseguran que la demanda continúa baja y que la mayoría de los comercios decidió no trasladar los aumentos al mostrador para no afectar aún más las ventas.
“Se observó un pequeño aumento del orden del 3%, pero en nuestro negocio optamos por absorber ese costo en lugar de remarcar. Cada vez que se modifican los precios hay que cambiar los carteles, y eso genera malestar entre los clientes. Preferimos mantener valores estables para vender más y sostener el volumen”, explicó a VersiónRosario, Luciano García, referente de la Sociedad de Carniceros de Rosario.
El empresario señaló que las ventas se mantienen irregulares, con semanas de buena actividad y otras en las que la comercialización cae de manera notable. “Es un panorama difícil de prever. Hay momentos en los que se vende bien, pero en general la demanda está floja. La gente compra lo justo y busca precios más accesibles”, sostuvo.
Actualmente, los precios promedio en las carnicerías rosarinas se ubican en torno a los 17.000 pesos el kilo de asado, 15.000 las pulpas, y 12.000 pesos cortes más rendidores como el brazuelo o el roast beef. “Son valores altos, pero tratamos de mantenerlos. No hay margen para seguir aumentando”, señaló García.
En cuanto a la oferta, explicó que existe escasez de ganado en los frigoríficos, atribuida a cuestiones estacionales y climáticas. “En esta época del año suele haber menos disponibilidad de animales por la falta de pasturas. Sin embargo, más allá de eso, no hay una justificación clara para los aumentos. Los proveedores no nos dan demasiadas explicaciones”, expresó.
Respecto a las proyecciones para los próximos meses, el referente del sector se mostró cauto, aunque consideró poco probable que se produzcan nuevos incrementos significativos. “Históricamente, a comienzos de diciembre suele haber un ajuste por razones estacionales, pero con los precios actuales y la baja demanda, no creemos que se modifique mucho el panorama. El consumo está muy retraído”, afirmó.
La situación refleja el deterioro del poder adquisitivo y el impacto de la inflación en los alimentos. Los carniceros aseguran que, aunque los costos operativos continúan en alza, el consumo no acompaña y eso los obliga a absorber parte de los incrementos para no perder clientela.
“Hoy el desafío es mantener la clientela. La gente compra menos cantidad y prioriza los cortes más económicos. Por eso, si los precios suben otra vez, sería muy difícil sostener el nivel de ventas”, concluyó García, quien insistió en que el sector espera “una etapa de estabilidad” al menos hasta fin de año.
