Un potente terremoto submarino sacudió este miércoles la costa oriental de Rusia, desatando una serie de tsunamis que afectaron a distintos puntos del Pacífico y encendieron alertas en múltiples países. El fenómeno, de magnitud 8,8, tuvo su epicentro frente a la península de Kamchatka y provocó olas de gran magnitud que golpearon las islas Kuriles, el norte de Japón y zonas costeras de Hawái.
En territorio ruso, las autoridades declararon el estado de emergencia en las Kuriles y en la ciudad de Petropavlovsk-Kamchatsky. En Severo-Kurilsk, el tsunami provocó la inundación del puerto con olas de hasta seis metros, mientras que en otras regiones de Kamchatka se registraron alturas de entre 10 y 15 metros. Algunas personas resultaron heridas durante las evacuaciones, aunque no se reportaron víctimas fatales.
Japón bajo tensión: millones en alerta de evacuación
Del otro lado del mar, Japón activó alertas en toda la franja del Pacífico. Más de 220 municipios recibieron instrucciones de evacuación, afectando a cerca de dos millones de personas. Olas de hasta 60 centímetros tocaron tierra desde Hokkaido hasta la bahía de Tokio, y las autoridades advirtieron que la amenaza persistirá durante varias horas más.
Entre las medidas de precaución, se cerró la pista del aeropuerto de Sendai, se suspendieron servicios de ferry y líneas ferroviarias en el norte del país. Las plantas nucleares costeras fueron paralizadas por seguridad, aunque no se detectaron irregularidades, y el personal fue evacuado como protocolo estándar.
Hawái en alerta: sirenas y evacuaciones en marcha
En el archipiélago de Hawái, el terremoto también activó alarmas. Se registró un fuerte retroceso del mar de hasta nueve metros en el puerto de Haleiwa, lo que encendió la preocupación entre los residentes. Las autoridades ordenaron evacuaciones en zonas costeras y habilitaron refugios en escuelas y centros comunitarios. El gobernador Josh Green instó a la población a mantenerse alejada del mar y seguir las instrucciones de seguridad.
Además de Rusia, Japón y Hawái, las alertas se extendieron a otras regiones del Pacífico, como Alaska, California, Canadá, China, Filipinas, México y Nueva Zelanda. Los organismos internacionales de monitoreo sísmico mantienen una vigilancia constante ante posibles réplicas o nuevos eventos.
La magnitud del sismo y el alcance de sus efectos reavivan el recuerdo de otras catástrofes similares en la región y confirman la vulnerabilidad de la cuenca del Pacífico, conocida como el Anillo de Fuego.
