Otra vez en la Ciudad se desató un intenso debate en el sector del transporte en torno al proyecto de aumento de la tarifa de taxis, impulsado por titulares de licencias que buscan actualizar el valor del servicio tras años de estancamiento. Con una inflación acumulada que supera el 100 % en los últimos dos años, las aplicaciones de transporte como Uber, DiDi y Cabify ganaron terreno al ofrecer precios más económicos, mientras los choferes y titulares advierten sobre el riesgo de desaparición del servicio formal.
Mario Cesca, dirigente de la Asociación de Taxistas Independientes (ATI), aseguró que el incremento solicitado equivale “a un certificado de defunción para la actividad” en un contexto de escasez de usuarios y competencia desleal. Cesca explicó que los costos laborales representan el 50 % de la tarifa y hoy son asumidos únicamente por titulares de licencias, pues la mayoría de los conductores ha abandonado el oficio al encontrarlo insostenible. “Si cobramos 10.000 pesos y la competencia cobra 5.000, todos elegirán la opción más barata. En minutos, bajan una aplicación y el taxi desaparece”, advirtió.
En cambio, Horacio Yannotti, representante del sector minorista, reconoció que resulta “inevitable” ajustar la tarifa para reflejar la inflación en insumos como combustible, mantenimiento y amortización de vehículos. No obstante, puntualizó que el verdadero desafío reside en la desventaja competitiva frente a las aplicaciones, que al no enfrentar costos operativos ni descuentos excesivos pueden ofrecer viajes más baratos. “Actualizar la tarifa es necesario, pero necesitamos medidas de fondo para equilibrar el mercado”, afirmó.
Por su parte, la presidenta del Concejo Municipal, María Eugenia Schmuck, rechazó de plano la suba del 40 % propuesta, al considerar que solo profundizará la crisis del sistema público. Schmuck señaló que el descenso del 30 % en la demanda responde al precio del servicio y no se corregirá con mayor control municipal: “Para competir hay que mejorar el servicio, no aumentar la tarifa. Debemos repensar la estructura y flexibilizar costos operativos para que el taxista pueda invertir en su vehículo y ofrecer un servicio de calidad”, enfatizó.
A pocos días de la audiencia programada para el 12 de mayo, el debate se intensifica. Mario Félez, otro dirigente del rubro, coincidió en que un aumento de esta magnitud sería “una estrategia equivocada” que atenta contra la viabilidad del sector. Las posiciones reflejan la encrucijada de un servicio esencial que, presionado por la inflación y la innovación tecnológica, debe definir su futuro entre la actualización de precios y la implementación de reformas estructurales.
En las próximas semanas, el Ejecutivo municipal evaluará el pedido, que incluye una carga impositiva que eleva los costos operativos cerca del 60 %. Los usuarios, habituados a aplicaciones digitales, temen un encarecimiento que pueda influir en sus decisiones de movilidad diaria y sostenible.