¡Se hizo justicia! El doble crimen que generó un alto impacto en Rosario a mediados de 2022 tuvo su capítulo final este lunes con la sentencia a perpetua para los cuatro acusados por las muertes de Claudio Dedebbio y su hija, Virginia Ferreyra. Las mujeres habían sido asesinadas luego de quedar en medio de una balacera en la zona sur.
En sala 10 del Centro de Justicia Penal, los jueces Alejandro Negroni, Facundo Becerra y Gonzalo López Quintana condenaron a las penas máximas a René Ungaro, de 39 años, a Nicolás M., de 27, a Fernando C., de 47 y a Lautaro C., de 22, tras ser considerados “responsables de un plan criminal ejecutado por encargo, con acuerdo previo y promesa de pago, utilizando armas de fuego”.
El tribunal los halló culpables de homicidio doblemente calificado, abuso de armas, intimidación pública y otros delitos conexos, según el rol de cada uno en la organización y ejecución del ataque.

El doble homicidio ocurrió el 23 de julio de 2022, cerca de las 19, en la intersección de Maestros Santafesinos e Ísola, en Rosario. Desde un Peugeot 308 negro, los atacantes descendieron y dispararon de manera indiscriminada contra la Torre 11 y una parada de colectivos cercana, donde se encontraban Claudia Deldebbio y su hija Virginia. Claudia murió en el lugar; Virginia, gravemente herida, falleció semanas después, el 24 de septiembre, en el Heca. Un menor, identificado como F. M., sobrevivió tras recibir impactos de bala.
La investigación determinó que el ataque fue ordenado desde el Complejo Penitenciario de Ezeiza, donde Ungaro instigó el crimen y ofreció una recompensa económica por cada persona asesinada. La coordinación se completó desde la cárcel de Coronda, donde Nicolás M. organizó la ejecución y contactó a los tiradores. Fernando C. y Lautaro C., junto a otros hombres aún no identificados, llevaron adelante la balacera utilizando armas de guerra.

El fallo también incluyó otros episodios de extrema violencia vinculados a la misma organización criminal, como el ataque armado al Centro Municipal Distrito Sur “Rosa Ziperovich”, perpetrado para infundir temor en la población, y una balacera previa contra un kiosco en Esteco al 700, donde dos personas resultaron gravemente heridas. Estos hechos reforzaron, para el tribunal, la existencia de una estructura dedicada a generar conmoción pública.
Durante el juicio, los fiscales Patricio Saldutti y Franco Carbone sostuvieron que las víctimas fueron completamente ajenas a cualquier conflicto y que el objetivo era “matar a cualquiera” en la zona indicada, a cambio de dinero.





















