Ángel M., conocido por el alias de “Soretito”, se escapó en las últimas horas del miércoles del Centro Especializado de Responsabilidad Penal Juvenil, ubicado en la zona oeste de Rosario. El joven de 17 años estaba bajo custodia por su participación en el ataque a tiros contra un colectivo de la línea 146 ocurrido en septiembre de 2024 en Grandoli y Spiro.
La evasión fue detectada durante el habitual recuento nocturno de internos, aunque por el momento no trascendieron detalles sobre las circunstancias exactas de la fuga ni si contaba con cómplices.
“Soretito” fue imputado por la Justicia de Menores como autor de los disparos que impactaron contra el transporte público. De acuerdo con la investigación encabezada por el fiscal Franco Carbone, el ataque habría sido coordinado desde la cárcel de Coronda por Carlos Jesús “Pelo Duro” Fernández, un recluso de alto perfil condenado por causas vinculadas al narcotráfico y hechos de violencia armada.
Según la acusación fiscal, Fernández logró dar la orden del atentado desde prisión, a pesar de las restricciones que se le imponen por su condición de interno de máxima seguridad. La cadena de ejecución involucró a Kevin Alfredo Ramos y Brandon Gabriel Moreyra. Este último habría sido quien facilitó un arma calibre 9 milímetros, la cual llegó a manos de Ángel M. a través de Ramos.
El menor se filmó mientras efectuaba cinco disparos contra el lateral derecho del colectivo y luego envió el video a su primo. Tras el ataque, ambos se refugiaron en el domicilio de Damaris Betania “Pochi” Fernández, quien presuntamente ocultó el arma utilizada.
Una hora después del atentado, Fernández envió un mensaje de voz por WhatsApp al joven fugitivo, ofreciéndole otros 50 mil pesos para realizar un nuevo atentado, con la consigna de que “fuera mediático”.
En la madrugada del día siguiente al ataque, Ramos y Ángel M. fueron detenidos en el complejo Fonavi de Sánchez de Thompson al 200 bis. En el operativo, la policía secuestró 39 dosis de cocaína, un chaleco antibalas, varios teléfonos celulares y tarjetas SIM.
La fuga de “Soretito” reabre cuestionamientos sobre el control dentro de los institutos de menores, especialmente cuando se trata de jóvenes acusados de delitos de alto impacto. La Justicia ya ordenó su recaptura y continúa investigando cómo logró escapar de un centro considerado de seguridad reforzada.