Un lamentable hecho de inseguridad sacudió a la comunidad de un taller protegido en la ciudad. El domingo 29, cerca de las 13.30, desconocidos ingresaron a robar al antiguo edificio del Taller Protegido de Producción ubicado en calle 9 de Julio 340, en momentos en que se estaba llevando a cabo una mudanza hacia su nuevo espacio en Viamonte al 500.
Según relató Sabrina en diálogo con VersiónRosario, una de las referentes del taller, los delincuentes ingresaron en bicicleta y se llevaron una importante cantidad de herramientas y equipos que estaban siendo trasladados al nuevo local. “Se llevaron herramientas de trabajo esenciales como un horno eléctrico, una soldadora, una sierra de banco, una cafetera, incluso una olla gigantesca”, detalló con angustia. También mencionó que el nivel de desorden generado dificultó aún más la organización del traslado. “Ya teníamos un desorden por la mudanza, pero ahora se nos hace mucho más difícil seguir adelante”, lamentó.

El robo no solo causó pérdidas materiales, sino que representa un duro golpe para la institución, que trabaja diariamente con 36 personas con discapacidad intelectual. “Este es un espacio laboral, donde cada una de las personas que asisten de lunes a viernes encuentra su lugar profesional, desarrolla competencias ocupacionales y cumple un rol. Esto nos tira para atrás. Hacemos dos pasos adelante y uno para atrás”, reflexionó Sabrina.
El Taller Protegido de Producción es mucho más que un lugar de trabajo: es una herramienta clave para la inclusión, la autonomía y el desarrollo personal de decenas de personas. La pérdida de equipamiento no solo obstaculiza el normal funcionamiento del taller, sino que también afecta directamente las actividades que generan ingresos y estimulan la participación de sus integrantes.
Entre los elementos robados, el horno eléctrico resulta especialmente necesario, ya que era utilizado para la producción de escarapelas realizadas con discos reciclados, una iniciativa que había ganado gran visibilidad en fechas patrias. Por eso, desde la institución apelan a la solidaridad de la comunidad para intentar recuperar, al menos, ese equipo clave.
Mientras tanto, se reforzaron las medidas de seguridad en el edificio afectado y se realizó la denuncia correspondiente. “Clausuramos la puerta y tomamos los recaudos que hacen falta, pero es muy triste todo esto. Hasta una cocina se querían llevar”, expresó Sabrina.
Desde el taller piden difusión del hecho y colaboración para poder continuar con su tarea inclusiva, que tanto esfuerzo y compromiso demanda.