El Ministerio de Salud de la Nación anunció este miércoles por la noche que la mayoría de los 268 postulantes sospechados de haber cometido fraude en el examen de ingreso a residencias médicas no serán obligados a repetir la evaluación. La cartera conducida por Mario Lugones confirmó además la implementación de un nuevo mecanismo de revisión caso por caso, con especial atención en los antecedentes académicos de los aspirantes.
La decisión representa un giro respecto a la postura inicial, que establecía la anulación automática de los exámenes con puntajes superiores al 86%. Ahora, el foco estará puesto en aquellos perfiles que presenten inconsistencias entre el resultado obtenido y el historial académico del candidato, con especial énfasis en egresados de universidades extranjeras.
“En muchos casos se detectaron resultados atípicos, con calificaciones muy elevadas que no guardan relación con el desempeño académico previo ni con los estándares históricos de las universidades de origen”, explicó Lugones en un mensaje difundido junto al subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez.
Uno de los casos que despertó mayor alarma fue el de un aspirante que utilizó anteojos con inteligencia artificial para registrar el contenido del examen. El ministro no dudó en calificarlo como un ejemplo claro de fraude. “El sistema de salud no puede tolerar trampas. No estamos hablando de errores técnicos, sino de maniobras que ponen en riesgo la seguridad de los pacientes”, subrayó.
Desde el Ministerio estiman que cerca del 45% de los postulantes involucrados —unos 120— deberán volver a rendir. La mayoría de ellos cursaron sus estudios en instituciones del exterior que, según Álvarez, “no aplican los mismos estándares ni cuentan con controles de calidad equiparables a los de las universidades argentinas”.
Para determinar en qué casos corresponde repetir la evaluación, se tendrá en cuenta el promedio académico, el desempeño en la carrera y el nivel institucional de la universidad emisora del título. En ese sentido, se apelará a criterios internacionales, como los establecidos por la Federación Mundial de Educación Médica.
En el caso de la Universidad Nacional de Rosario, solo seis graduados se verán obligados a realizar nuevamente el examen.
“Con la salud no se juega”, enfatizó Lugones. “No podemos permitir que alguien que no está capacitado atienda en una guardia médica. Está en juego la vida de nuestros hijos, de nuestras familias”, sentenció.