Juan Domingo Argentino Ramírez, conocido como “Cascarita”, murió este jueves por la noche en el hospital de emergencias Clemente Álvarez tras permanecer internado en estado crítico desde el pasado 22 de julio, cuando fue atacado a balazos frente a su domicilio, ubicado sobre calle Rueda al 1800, justo enfrente del hospital de niños Víctor J. Vilela.
El ataque armado ocurrió apenas 48 horas después de que Ramírez fuera visto en el estadio Marcelo Bielsa, donde, según fuentes de investigación, había reaparecido como una figura vinculada a la barra brava de Newell’s Old Boys. Tenía 51 años y un extenso historial penal ligado a causas por narcotráfico y asociación ilícita como parte de la organización criminal Los Monos.
En el momento de la emboscada, Ramírez atendía un pequeño kiosco instalado dentro de su vivienda. Un hombre en moto se presentó en la puerta simulando ser cliente y, cuando la víctima se asomó, le disparó al menos en dos oportunidades: uno de los proyectiles impactó en su cuello y otro en una de sus manos.
Testigos indicaron que el agresor llevaba casco y circulaba en una motocicleta con una caja de reparto roja. En el lugar del hecho, los peritos de criminalística recolectaron ocho vainas servidas calibre 9 milímetros.
Los investigadores confirmaron que Ramírez había estado bajo arresto domiciliario con tobillera electrónica hasta el 19 de junio pasado, fecha en la que quedó en libertad tras cumplir una condena federal de 4 años y 6 meses por comercialización de estupefacientes. Esa causa se había iniciado a partir de un allanamiento realizado en diciembre de 2020, precisamente en la misma vivienda en la que fue baleado semanas atrás.
La zona donde ocurrió el ataque ya había sido escenario de violencia reciente. Dos días antes del atentado contra Ramírez, Brian Nahuel Figueroa fue asesinado a tiros cuando salía del estadio de Newell’s y se dirigía en un Volkswagen Polo por Virasoro al 1900. Dos hombres en moto abrieron fuego contra el vehículo. Figueroa murió en el mismo hospital Heca, mientras que dos mujeres que iban con él resultaron heridas en las piernas.
El historial delictivo de Ramírez abarca múltiples causas. Además de las condenas por narcotráfico y asociación ilícita, los registros policiales lo vinculan con denuncias por lesiones, amenazas, portación ilegítima de arma de fuego, hurto y robo agravado. También fue protagonista de un hecho resonante en enero de 2014, cuando logró fugarse de la Jefatura de Policía de Rosario tras zafarse de las esposas que lo ataban a una baranda y escapar corriendo.
Según registros oficiales, ya había sido víctima de otros ataques armados en mayo de 2013 y enero de 2014. A su prontuario se sumó en mayo pasado una denuncia por presunto abuso sexual ocurrido más de dos décadas atrás, aunque la causa fue archivada por falta de pruebas.
Con su fallecimiento se cierra un nuevo capítulo en la historia criminal de Rosario, marcado por la violencia y las cuentas pendientes entre facciones ligadas al narcotráfico y al negocio del fútbol. Las circunstancias del crimen aún son materia de investigación.