Una firma que creció explotando un predio público rosarino avanzó con el montaje de una fiesta masiva pese a un alerta meteorológico vigente. El escenario colapsó horas antes de la apertura y el predio quedó devastado.
Asfalto Producciones —la empresa que administra el Bioceres Arena dentro del Patio de la Madera— quedó en el centro de la polémica tras el derrumbe del escenario principal de la fiesta de disfraces que debía realizarse en el Autódromo de San Nicolás. El temporal, con ráfagas superiores a los 100 km/h, destruyó por completo la estructura apenas un par de horas antes de que ingresara el público y dejó el predio convertido en un campo de restos retorcidos.
La gravedad del episodio expuso una decisión clave: la productora mantuvo el montaje del evento aun cuando el alerta naranja del Servicio Meteorológico Nacional estaba vigente desde el día anterior. Esa advertencia motivó, por ejemplo en Rosario, la reprogramación anticipada del show de Ciro y Los Persas en el Anfiteatro y de la Fiesta de las Colectividades. En San Nicolás, en cambio, el armado continuó hasta que el viento literalmente voló todo.
Muchos asistentes habían viajado desde temprano y presenciaron en vivo cómo el temporal arrancaba lonas, torres y soportes metálicos. Otros se enteraron de la suspensión mientras estaban en ruta. Las imágenes del escenario caído, difundidas en redes en cuestión de minutos, mostraron el nivel de destrucción dentro del predio que debía recibir a miles de personas. Que el desmoronamiento ocurriera antes del ingreso del público fue lo que evitó una tragedia.
En Rosario la postura había sido categórica: “Con alerta naranja no se pueden realizar eventos masivos al aire libre”, había señalado el secretario de Gobierno, Sebastián Chale. La diferencia en el criterio fue evidente. Dentro del autódromo había trabajadores y artistas realizando pruebas de sonido cuando la estructura cedió, aunque ninguno resultó herido.
Asfalto Producciones integra el Urban Group y está vinculada a Urban Investment SRL, cuyos socios son Fernando Lourido y Luciano Espíndola. La productora logró ampliar su presencia en el mercado del entretenimiento en los últimos años apoyada, en gran parte, en la concesión de un predio público estratégico: el Patio de la Madera. Allí opera el Bioceres Arena, un espacio utilizado para shows y recitales que suele ser cuestionado por urbanistas por su impacto visual y su falta de integración con el entorno cercano a la Terminal de Ómnibus.
A partir de ese emprendimiento, la firma fue consolidando su perfil empresario y extendiendo su alcance en eventos locales y regionales. La fiesta de San Nicolás representaba una de sus apuestas más grandes del año.
La suspensión tardía desató una ola de críticas. No hubo un comunicado oficial que explicara por qué el evento no se canceló al mediodía, cuando los pronósticos ya anticipaban tormentas severas, ni por qué se montó una estructura de gran porte en un predio totalmente expuesto. En redes sociales, asistentes denunciaron improvisación, falta de comunicación y desorganización. Muchos revendaron —o incluso regalaron— sus entradas, que costaban entre 25.000 y más de 60.000 pesos.
El episodio dejó una pregunta abierta: por qué se decidió avanzar con un evento masivo bajo un alerta meteorológica que ya había obligado a suspender espectáculos en toda la región. Afortunadamente no hubo heridos, pero el incidente volvió a poner sobre la mesa la responsabilidad de los organizadores y los criterios con los que se habilitan este tipo de convocatorias frente a escenarios climáticos de riesgo.




















