El precio de los combustibles en Rosario volvió a superar a la inflación. Entre enero y septiembre, la nafta aumentó un 24%, dos puntos por encima del índice general de precios del mismo período, según un relevamiento del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO).
En septiembre, llenar un tanque de 50 litros de nafta súper costó $76.530, lo que representa $13.700 más que en enero. Y aunque el dato corresponde al cierre del tercer trimestre, en octubre los incrementos continuaron, ampliando aún más la brecha entre el precio de los combustibles y la evolución del costo de vida.
“Los combustibles vienen subiendo por encima de la inflación, especialmente la nafta. Esto significa que, mes a mes, llenar el tanque cuesta cada vez más”, explicó Alejo Murati, economista del CESO.
El especialista señaló que la tendencia se mantiene a pesar de la desaceleración de algunos precios de la economía, y advirtió que los aumentos afectan de manera directa el poder adquisitivo de los consumidores. “Cada ajuste en los surtidores impacta en el bolsillo y también en los costos logísticos, lo que termina repercutiendo en el resto de la economía”, añadió.
A la par del incremento de precios, se observa una caída en las ventas de nafta y gasoil, lo que refleja un menor nivel de consumo tanto en el transporte particular como en la actividad comercial e industrial.
La situación se agrava por la reciente resolución del Gobierno nacional que eliminó la obligación de las estaciones de servicio de informar los aumentos de precios, medida que, según Murati, introduce un mayor nivel de incertidumbre en el mercado. “Es un intento de desregulación que deja a los usuarios sin una referencia clara sobre los valores actualizados. Hoy, quienes cargan combustible no siempre saben cuánto pagarán hasta el momento de abonar”, sostuvo.
El informe del CESO subraya que, con los nuevos incrementos registrados en octubre, el precio del litro de nafta podría superar los $1.500 antes de fin de año si la tendencia continúa. Para los consumidores, esto implica un escenario de mayor presión sobre los gastos cotidianos y una pérdida sostenida del poder de compra, en un contexto económico marcado por la recesión y la baja del consumo.
“El combustible es un termómetro de la economía: cuando sube por encima de la inflación, el impacto se multiplica en todos los sectores”, concluyó Murati, advirtiendo que el escenario de los próximos meses seguirá siendo complejo para los usuarios y para el mercado energético en general.