La Mueca abre una ventana a lo cotidiano, pero no para mirarlo de lejos, sino para jugar, repensar y, sobre todo, sentir. El programa propone un recorrido que empieza con una sonrisa y termina en nuevas preguntas.
En La Mueca nada es solo lo que parece. Una pregunta simple —y a la vez incómoda, divertida o reveladora— es la chispa que enciende cada emisión, invitando al público a mirarse de frente, con humor y con honestidad.
La conducción está a cargo de Vanesa Coronel, Comunicadora que no pregunta por preguntar, sino para abrir un espacio de encuentro. Con una voz cercana, sensible y punzante cuando hace falta, Vanesa guía al público a conocerse un poquito más, como quien enciende una luz suave en una habitación que ya creíamos conocer.
El programa se sostiene en dos ejes principales. La voz de la gente, que es parte activa del aire y no mera espectadora. Audios, fotos, videos y mensajes llegan cada semana para darle forma al tema elegido: historias mínimas, reflexiones espontáneas, recuerdos que conmueven o comentarios que encienden una carcajada colectiva. Lo que aparece allí —en esas voces— es genuino, imperfecto y real.
El segundo eje es el invitado especial, que se suma para profundizar el tópico del día desde su oficio, su experiencia o su manera de mirar el mundo. Artistas, especialistas, trabajadores, pensadores o simples apasionados de algo en particular: nadie llega a La Mueca para repetir frases hechas, sino para aportar una perspectiva que sume y transforme.
El efecto es simple y poderoso: cada programa es distinto, pero todos dejan una marca. Porque La Mueca no es solo entretenimiento; es un espacio donde la risa abre puertas, el diálogo construye puentes y las pequeñas verdades cotidianas cobran un brillo inesperado.
Al final, lo que sucede es algo que vale la pena repetir:
nadie sale igual que como entró.
Porque creemos que si reímos juntos, reímos mejor.





















