Mientras algunos sectores sociales retoman hábitos de consumo en dólares y gastos fuera del país, otros aún luchan por cubrir los servicios básicos. Un informe privado advierte sobre la fragmentación interna de la clase media argentina y cómo esta divergencia impacta en el mercado.
El incipiente repunte económico que muestran algunos indicadores no alcanza de igual modo a todos los hogares argentinos. Lejos de una recuperación homogénea, el consumo exhibe diferencias marcadas según el nivel socioeconómico. Así lo revela el informe “Social Mood” de la consultora Moiguer, que describe una clase media cada vez más partida en dos: quienes logran sostener o aumentar su nivel de consumo, y quienes deben ajustar permanentemente para llegar a fin de mes.
En el análisis del último trimestre, el 42% de la clase media alta y el 39% de la media típica manifestaron una percepción positiva del consumo, en alza respecto del comienzo del año. En contraste, el optimismo cayó en la clase media baja (31%) y fue aún menor en los sectores más postergados (21%).
El contraste se profundiza al observar los gastos discrecionales: en el último mes, el 46% de la clase media alta realizó compras de electrodomésticos, viajes o salidas sin necesidad de recortar su presupuesto habitual. Ese porcentaje desciende al 41% en la clase media típica, al 30% en la media baja y apenas al 19% en los sectores de menores ingresos.
Moiguer destaca que mientras los estratos medios bajos enfrentan mayores restricciones para cubrir sus gastos corrientes, los sectores medios altos amplían su consumo de productos importados, aprovechan la apreciación del tipo de cambio y realizan gastos en moneda extranjera.
El estudio señala que la mitad de los hogares argentinos no logra cubrir todos sus gastos mensuales. A su vez, el 30% debe resignar consumos para poder afrontar el pago de servicios, mientras que el 23% destina parte de sus ingresos a la compra de dólares, y el 11% realiza compras en el exterior.
Este fenómeno se refleja en el aumento del comercio transfronterizo: según la consultora Analytica, las compras por courier en los primeros cinco meses del año totalizaron 243 millones de dólares, un 211% más que en el mismo período del año anterior. Las importaciones de bienes de consumo también crecieron: alcanzaron los USD 4.373 millones en lo que va de 2025, con un alza interanual del 70,3%.
Una pirámide desigual
El estudio también ofrece una radiografía de la estructura social del país. En el segundo trimestre de 2025, la clase alta y media alta —agrupadas en el segmento ABC1— representan apenas el 6% de la población, con ingresos mensuales promedio por hogar que rondan los $20.500.000 (unos USD 17.000).
La clase media, que incluye al 44% de la población, se divide en dos grandes grupos. El segmento C2 (18%) cuenta con ingresos promedios de $3.122.836 mensuales (USD 2.687), mientras que el segmento C3 (26%), identificado como media baja, percibe $1.564.000 por mes (USD 1.346), valores cercanos al ingreso promedio nacional.
La mitad restante de la población integra los sectores bajos. Dentro del segmento D1 (31%), los hogares tienen ingresos promedio de $1.120.600 (USD 964), lo que representa un 40% por debajo del promedio general. En la base de la pirámide se encuentra el grupo D2/E (19%), con ingresos que no superan los $585.800 mensuales (USD 504), es decir, un 90% por debajo del promedio.
“La polarización no es solo entre ricos y pobres, sino también dentro de la propia clase media. Mientras un grupo amplía gastos en el exterior, otro debe sobrevivir con promociones y descuentos”, advierte Moiguer.
