Una investigación federal culminó con una serie de operativos en Rosario que pusieron en jaque a una banda dedicada al narcomenudeo. La Policía Federal Argentina (PFA) llevó adelante catorce allanamientos simultáneos en distintos puntos de la ciudad, entre ellos el macrocentro y Villa Moreno, un sector conflictivo del sur rosarino. Como resultado, fueron detenidas dos personas y se secuestraron estupefacientes y dinero en efectivo.
Los procedimientos fueron ordenados por el juez federal Carlos Vera Barros, a pedido del fiscal auxiliar Juan Frausin, en el marco de una causa que venía desarrollándose desde 2024. La investigación surgió a partir del seguimiento de una vivienda situada en Ayacucho al 2000, que despertó sospechas por el constante movimiento de vehículos de alta gama y personas que ingresaban con frecuencia.
Con el correr de los meses, los agentes de la División Unidad Operativa Federal (Duof) reunieron pruebas que apuntaban a una estructura de venta de drogas organizada y con conexiones en distintos barrios de la ciudad. En el centro de la escena apareció un nombre conocido por las fuerzas de seguridad: “el Negro Ezequiel”, un hombre con un extenso prontuario que, según los investigadores, tendría vínculos con otras organizaciones criminales que operan en la región.
La hipótesis es que estas bandas habrían acordado una distribución territorial para comercializar estupefacientes en Villa Moreno, donde también se detectaron vínculos con otras causas penales en curso. Esto último complicó el trabajo de los efectivos, ya que algunos domicilios eran investigados por hechos distintos, lo que exigió una planificación más cuidadosa para evitar filtraciones y asegurar el éxito del operativo.
Durante los allanamientos, la PFA incautó alrededor de medio kilo de marihuana, una cantidad similar de cocaína y varias dosis de tusi, una droga sintética también conocida como “cocaína rosa”, muy difundida en el circuito nocturno. Además, se secuestraron autos, motocicletas y una suma de dinero cuyo origen se investiga.
Uno de los aspectos que más llamó la atención de los agentes fue el nivel de vida de algunos de los sospechosos. Según trascendió, varios de ellos administraban emprendimientos comerciales que funcionarían como fachada, y contaban con el respaldo de asesores contables para simular legalidad en sus ingresos.
La causa sigue en etapa de instrucción, mientras se analizan los elementos secuestrados y se define la situación procesal de los detenidos. Desde la justicia federal no descartan nuevas medidas en los próximos días.
