A través de la Resolución 360/25 de la Dirección Provincial de Vialidad (DPV), la Provincia autorizó la circulación de camiones “bitrenes” de hasta 60 toneladas en rutas provinciales y en la autopista Rosario–Santa Fe. Con el diagnóstico de la Dirección de Asistencia Técnica (DAT), conocida como el “INTI santafesino”, se apunta a habilitar unidades de mayor porte.
La medida se apoya en la necesidad de garantizar el tránsito de vehículos pesados para que provincias como Catamarca, Córdoba y Tucumán canalicen su producción a través de Santa Fe. Esta semana se realizó una prueba técnica en el puente de Monje, en el kilómetro 63 de la Autopista Rosario–Santa Fe, como parte del proceso de evaluación estructural para habilitar corredores seguros.
Estos acoplados permiten transportar más carga con menos viajes, lo que reduce hasta un 40 % los costes logísticos, el consumo de combustible y el impacto ambiental, además de distribuir mejor el peso sobre la calzada.

Para garantizar la seguridad vial y adaptar la infraestructura, el Ministerio de Desarrollo Productivo incorporó tecnología de última generación. La DAT lidera el relevamiento de más de 300 puentes mediante inspecciones, modelado 3D y simulación de carga. “El punto crítico es el paso por puentes. Si detectamos limitaciones, Vialidad Provincial intervendrá para asegurar el tránsito”, explicó el secretario de Desarrollo Industrial, Guillermo Beccani.
Cómo se revisa un puente para el paso de un bitren
Antes de habilitarlo, cada puente se somete a un relevamiento que combina observación experta y tecnología avanzada. El proceso comienza con una inspección visual para detectar fisuras, corrosión o desgaste, lo que determina los estudios posteriores. Luego, una estación total mide con precisión cada elemento. Si no existen planos, se elabora un modelo 3D.

Posteriormente, el georradar escanea el subsuelo, mide el espesor de las losas y localiza barras de refuerzo o vacíos internos.
Con instrumental específico se evalúa la corrosión de las armaduras, la carbonatación del hormigón y la dureza superficial. Toda esta información se integra en un software que simula el comportamiento estructural ante cargas pesadas. Con los resultados, se decide si el puente está apto o si requiere refuerzos.