La comunidad educativa del Instituto Superior de Educación Física Nº 11 “Abanderado Mariano Grandoli” (ISEF) alzó la voz para reclamar por el grave deterioro que presenta su edificio, inaugurado hace apenas dos años. A pesar de que la institución logró obtener un espacio propio tras años de lucha, hoy denuncia un abandono generalizado que afecta la calidad educativa.
Entre los principales reclamos, docentes, estudiantes y personal administrativo exigen una urgente intervención del Gobierno de la Provincia de Santa Fe, especialmente de los Ministerios de Educación e Infraestructura. Los problemas estructurales, la falta de materiales deportivos y la presencia de palomas dentro del edificio encabezan la lista de preocupaciones. El año pasado, incluso se detectaron casos de piojillo en aulas contaminadas por estas aves.
Las obras habían comenzado en 2019 durante la gestión del entonces gobernador Miguel Lifschitz. Sin embargo, se vieron interrumpidas durante la pandemia de coronavirus. La mayor parte de los trabajos y la inauguración estuvieron a cargo del exgobernador Omar Perotti.
El ISEF forma educadores en actividad física, por lo que el 75% del plan de estudios está compuesto por materias prácticas. Sin embargo, las condiciones actuales dificultan su desarrollo. Los estudiantes deben realizar clases en espacios externos como el Hipódromo de Rosario, con instalaciones precarias y sin convenios oficiales que aseguren su uso continuo. Además, los playones propios están deteriorados, sin líneas marcadas, ni arcos o redes, pese a contar con presupuesto asignado para su renovación.
Abril Garo, referente del Centro de Estudiantes, explicó en diálogo con VersiónRosario que “el edificio tiene humedad, goteras, durlocks arruinados y baños clausurados desde hace un año. No hay agua potable en las aulas, solo en una canilla externa”. Además, señaló la falta de una pileta, gimnasio, cantina y aulas adecuadas para materias específicas. “Estamos a la deriva. Si mañana nos cierran el Hipódromo, no tenemos dónde cursar”, advirtió.
La EPI, escuela de Periodismo que comparte edificio con el ISEF, también enfrenta carencias básicas como insumos y aulas en condiciones. A todo esto se suma la falta de una dirección general desde el inicio del ciclo lectivo.
El mal estado de las instalaciones no solo contradice los mensajes oficiales sobre salud y prevención del dengue —con pastizales altos y presencia de animales—, sino que también pone en riesgo la formación de más de 3.000 estudiantes.
Desde la comunidad educativa exigen soluciones concretas e inmediatas para garantizar condiciones dignas de estudio y preservar un proyecto que representa años de lucha colectiva.