Después de años de inactividad, el Barco Ciudad de Rosario atraviesa un giro que ilusiona al turismo local: la histórica embarcación fue vendida y quedará en manos de tres rosarinos que planean ponerla nuevamente en marcha. La operación fue confirmada por Haydée Oficialdegui, referente de la familia que lo sostuvo durante décadas y que celebró que el barco permanezca en la ciudad.
La nave, símbolo de los paseos fluviales hacia las islas, permanecía amarrada en el canal La Lechiguana, en la zona de Isla El Charigüé, tras un período marcado por el freno de la pandemia y los efectos de la prolongada bajante del Paraná. Con el barco detenido, los costos de mantenerlo operativo se volvieron cada vez más difíciles de afrontar para sus dueños tradicionales.
Uno de los puntos críticos fue la necesidad de renovar el certificado de navegación, un control obligatorio que exige inspecciones periódicas en tierra. Según se explicó, cumplir con ese requisito implicaba una inversión cercana a los 45 mil dólares, en un contexto donde además se acumulaban obligaciones laborales y la actividad turística no recuperaba el ritmo anterior. A eso se sumó que, en plena salida de la crisis sanitaria, la operación había quedado condicionada por cupos de pasajeros sobre una capacidad total de 335 plazas.
La vendedora destacó que los compradores —tres amigos de alrededor de 40 años, “amantes del río”— se acercaron tras interiorizarse sobre la situación del barco y expresaron voluntad de cuidarlo y relanzarlo con ideas nuevas. En ese marco, Oficialdegui también pidió acompañamiento del Estado y de los organismos vinculados al turismo y al puerto para facilitar el regreso de una propuesta que considera estratégica para la ciudad.
Con una historia larga en el río, el Ciudad de Rosario zarpó por primera vez en febrero de 1971. Su gestación comenzó años antes, cuando fue adquirido como casco en desuso y reconstruido en Rosario: entre 1964 y 1971 se trabajó en su puesta a nuevo en el astillero Riguetti, frente al Gigante de Arroyito. El barco cuenta con dos motores, usina eléctrica propia, salones, bar y pista de baile, y sus dimensiones —según la reseña histórica— son de 31 metros de eslora y 6,45 de manga.






















