El entonces ministro de Relaciones Exteriores, Gerardo Werthein, autorizó la reubicación de 83 funcionarios diplomáticos a distintos cargos en el exterior apenas 48 horas antes de presentar su renuncia. La resolución, rubricada un lunes, destinaba diplomáticos a embajadas y consulados en países como Estados Unidos, China, Brasil y Alemania.
De los 83 traslados, 29 correspondían a funcionarios ya desplegados en el extranjero que cambiaban de destino, mientras que el resto pasaba desde Buenos Aires hacia sedes internacionales con fechas de incorporación previstas para los meses de enero o abril de 2026. El costo estimado de esta maniobra asciende a aproximadamente US$ 2 millones, según fuentes del servicio exterior.
La Casa Rosada anticipó que revisará individualmente estas designaciones porque la firma se concretó en el tramo final de la gestión de Werthein.
Por su parte, la asociación que agrupa a diplomáticos de carrera defendió la operatoria, asegurando que las reubicaciones obedecen a “necesidades operativas” del cuerpo diplomático, y que todos los nombramientos se hicieron con funcionario de carrera —y no como cargos políticos—.
En el extenso listado también figuran traslados a destinos “exóticos” o poco frecuentes: consulado en Shanghái, embajadas en Israel y Mallorca, además de sedes tradicionales en Nueva York, Miami, Londres o Moscú.
El traslado también se da en un momento álgido político: Werthein presentó su renuncia al presidente Javier Milei justo antes de las elecciones legislativas, tras difundirse tensiones internas con el asesor presidencial Santiago Caputo.
La decisión generó controversia al combinarse con el anuncio de su salida y la cercanía del proceso electoral. El Gobierno la interpretó como una decisión intempestiva que podría tener implicancias para la transición del gabinete y la política exterior argentina.
En resumen: en los días previos a su dimisión, Werthein dejó definida una extensa rotación del personal diplomático que ya está bajo revisión por parte del Ejecutivo.