El martes por la noche cuatro delincuentes ingresaron al Hospital Provincial con el objetivo de liberar a un preso que se encontraba internado en el lugar recuperándose de un cuadro de tuberculosis. En el intento abrieron fuego dejando el saldo de dos heridos y un policía muerto. Desde el hospital suspendieron las actividades y se encuentran en estado de alarma. La directora del efector aseguró que el preso al mediodía ya estaba dado de alta para que lo vayan a buscar.
La directora del hospital Teresa Ghio contó la conmoción que vivieron y explicó cómo continuarán su atención. “Estamos más quebrados que con el Covid”, afirmó. “Ellos entran con chalecos antibalas, con su cara tapada, con armas largas, y nosotros estábamos con el ambo y el guardapolvos, nada más. Sin protección”, lamentó.
“Durante la mañana la ministra Sonia Martorano ya comunicó que por lo menos durante 30 días no recibiremos más presos, ni en las guardias ni en consultorios externos. Diariamente nosotros recibimos entre 5 y 7 presos. Esto descomprime un poco”, detalló.
Sobre cómo evitar este tipo de exposición del personal médico sin negarle la salud a los internos, señaló que “sería importante que cada cárcel tenga su unidad médica adentro para que el preso sólo salga no ante una fractura o una gripe, sino ante situaciones que lo ameriten realmente equipo médico específico”.
Además aseguró que “si bien este caso ameritaba la atención específica, fueron otras las medidas que fallaron. A nosotros nos avisan cuando el preso ingresado es de alto perfil, esta vez no fue así, pero además durante el mediodía él ya tenía el alta y no se lo vino a buscar”.
Último adiós a Leoncio Bermúdez
Un importante número de compañeros y seres queridos del subinspector Leoncio Bermúdez, el policía asesinado en el hospital Provincial, se acercaron a despedirlo desde las 14.30 de este miércoles en un clima de consternación ante el modo en que fue ultimado el martes a la noche, cuando sicarios lo atacaron en la puerta del edificio en pleno barrio Martin, cuando buscaban a un detenido de alto perfil que era atendido allí.
Entre los allegados se encontraba la hija de 10 años del efectivo fallecido, la cual había presenciado su muerte porque estaba junto a él en el destacamento que se ubica en el acceso a la guardia, de Zeballos al 400.
La niña despedía a su padre en un velorio junto a sus familiares y amigos, en la casa velatoria de calle Matienzo al 3300 en la zona oeste, en un servicio que se extendió hasta la noche. Este jueves, los restos de Bermúdez serán inhumados a las 11 en el cementerio El Salvador.
Los familiares, entre el dolor y la impotencia por lo sucedido, no encontraban palabras para dialogar con la prensa.