La 41ª edición del Encuentro y Fiesta Nacional de Colectividades llegó a su fin este lunes en Rosario, con miles de personas que se acercaron al predio del Parque Nacional a la Bandera para disfrutar de su última jornada. Pese a los pronósticos adversos y a una suspensión obligada por tormentas, el evento convocó nuevamente a rosarinos y visitantes en un ambiente festivo que celebró la diversidad cultural de la ciudad.
Las lluvias marcaron la edición: la apertura se pospuso un día y una de las noches fue cancelada debido al alerta naranja emitido por el sistema meteorológico. Sin embargo, los últimos días se desarrollaron con normalidad gracias a que la organización adelantó el horario de apertura para recuperar parte del cronograma perdido. Durante los nueve días de la fiesta, más de cincuenta colectividades repartidas en stands gastronómicos, culturales y de artesanía recibieron al público y mantuvieron una amplia oferta de opciones para disfrutar de la herencia inmigrante de Rosario.
El músico rosarino Fabián Gallardo cerró el evento en el escenario principal con un emotivo repertorio que incluyó su tema “Es Rosario”, compuesto especialmente para celebrar los 300 años de la ciudad. Los asistentes respondieron con entusiasmo y la jornada final se desarrolló con gran afluencia, buen clima y ambiente animado.
Desde la organización, destacaron mejoras en servicios básicos: la limpieza del predio, el abastecimiento de agua y el refuerzo en materia de seguridad fueron valorados por las colectividades participantes como más eficientes que en ediciones anteriores. Al mismo tiempo, reconocieron que la crisis económica se hizo sentir en algunas ventas. “La gente sigue viniendo, pero gasta menos que antes”, admitió uno de los referentes de una colectividad tradicional.
Para muchas asociaciones, el evento representó también una oportunidad de crecimiento: nuevas colectividades ampliaron su presencia y compartieron espacio con agrupaciones históricas. Como señalaron sus responsables, la predisposición de los visitantes de acercarse, interesarse por sus orígenes y preguntar por las tradiciones, mantiene viva la esencia de la fiesta.
Aunque parte de la programación se vio alterada por el clima, el balance general fue positivo. Más allá del público y del número de asistentes, la Fiesta de Colectividades volvió a cumplir su función de encuentro comunitario, homenaje cultural y celebración de la identidad rosarina. La ciudad ya se prepara para una nueva edición, con el objetivo de consolidar lo logrado y mejorar los aspectos señalados para los próximos años.
