La inseguridad en las rutas del Gran Rosario sumó este martes un nuevo y alarmante episodio. Un camionero que se dirigía a los puertos fue atacado por delincuentes sobre la avenida Circunvalación, a la altura de Avellaneda, en la mano que va hacia el sur. Los ladrones, conocidos en la jerga como “boquilleros”, se subieron al vehículo en movimiento, forzaron las compuertas y provocaron el derrame total de la carga de cereal sobre la calzada.
El hecho ocurrió en plena tarde y obligó al chofer a detener la marcha de manera urgente. La escena no solo generó demoras en el tránsito, sino que también volvió a poner en evidencia el nivel de desprotección que denuncian los trabajadores del sector.
El conductor, oriundo de Córdoba, relató lo ocurrido con impotencia: “Esto es algo que ya conocemos todos. Pasa seguido en esta zona y las autoridades no hacen nada. La policía lo sabe, pero nadie actúa”. Visiblemente afectado, describió que los atacantes se movilizaban en moto y actuaron con total coordinación: “Una moto de cada lado, te encierran y te obligan a frenar. Se cuelgan del camión, rompen todo y abren las boquillas para robar la mercadería”.
A pesar de la intervención de las fuerzas de seguridad, el chofer denunció que los delincuentes regresan sin temor una vez que se retiran los móviles policiales: “Yo me voy a hacer la denuncia, se van ellos también, y los ladrones vuelven a juntar el cereal como si nada hubiera pasado”.
Además del impacto económico por la pérdida de la carga, el hombre hizo hincapié en el riesgo personal que implica trabajar en estas condiciones: “Mi familia está angustiada. Por suerte estoy vivo, pero estos tipos andan armados. ¿Y si me apuñalan? ¿Y si no vuelvo?”.
La creciente violencia en las rutas de acceso a los puertos rosarinos ha generado un fuerte rechazo entre los transportistas, al punto de modificar la operativa diaria. “Ya nadie quiere venir para este lado. Muchos directamente prefieren no trabajar antes que exponerse a este peligro. En otros puertos esto no pasa”, concluyó el chofer.
Mientras las cámaras empresariales reclaman soluciones urgentes, los camioneros enfrentan cada día la disyuntiva de elegir entre su fuente de ingreso o su integridad física. Y Rosario, una ciudad estratégica para el comercio exterior argentino, se transforma, para ellos, en un destino a evitar.