La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, informó que las pesquisas sobre el hallazgo de casi 470 kg de cocaína en un buque fondeado en San Lorenzo, con destino a Ámsterdam, concentran sus sospechas en la tripulación y en la empresa encargada del abastecimiento de alimentos a bordo. Según su relato, no existen indicios que involucren al puerto de la firma Vicentin y fue clave la colaboración del capitán para detectar el cargamento, valuado en unos 6 millones de dólares.
Bullrich explicó que la embarcación no formaba parte del grupo de buques sujetos al “protocolo de autoprotección” del Gran Rosario, lo que la volvió un blanco atractivo para los narcotraficantes, confiados en evitar controles. Precisamente, tras una revisión rutinaria en la que no apareció nada, subió el proveedor de comida y, a partir de esa maniobra, los agentes federales dieron con la droga.
“Nuestra hipótesis es que el camión de víveres que sirve a la tripulación fue quien introdujo los estupefacientes”, señaló la ministra Bullrich, subrayando que la droga ingresó justo después del registro inicial.
Además, deslizó la posibilidad de que el cargamento no hubiera llegado hasta Ámsterdam, sino que estaba previsto descargarlo en una escala previa: “Se hallaron elementos para hacer esa maniobra antes de llegar al puerto europeo, lo que pone a los marineros bajo la lupa”.
Sobre el avance del expediente, destacó que el eje está en determinar “quién trasladó la cocaína, quién costeó los 6 millones de dólares y cuál era su destino final”.
La investigación contó con la intervención coordinada de la Unidad de Información Financiera, la Justicia Federal, la Prefectura y la Aduana. “Todas las agencias trabajaron en cadena para evitar que la droga llegara a Europa”, enfatizó Bullrich.
Por último, la funcionaria celebró los recientes operativos de incautación en el país: “El narcotráfico encuentra cada vez más obstáculos en Argentina. Solo en lo que va del año, se secuestraron 3.600 kg de cocaína, una cifra muy relevante”.