En Villa Constitución se encendieron las alarmas dentro de la siderúrgica Acindar: una reciente etiqueta que indica “Origen China”, con Acindar como importadora, despertó inquietudes en los trabajadores. Dicha marca comercial sugiere que parte del material que antes se producía localmente podría estar siendo reemplazado por acero importado desde China.
Esta situación se agrava justo cuando muchos sectores de la planta están paralizados y alrededor de 500 operarios se encuentran suspendidos. Para los delegados sindicales, la medida no es casualidad sino indicio de una estrategia peligrosa: “Si esto escala, podrían cerrar la planta entera”, advierten.
Lo más llamativo es que, hasta hace poco, la propia empresa denunciaba públicamente los riesgos del ingreso de acero chino al mercado argentino. Alegaba prácticas de dumping, subsidios estatales en China y ausencia de estándares de calidad o ambientales. Hoy, ese discurso choca con la decisión comercial de importar lo mismo que antes criticaban.
Desde las filas obreras se plantea que esta maniobra podría interpretarse como un vaciamiento progresivo o una maniobra para reducir costos a expensas del empleo local. El conflicto tiene múltiples dimensiones: la defensa de la industria nacional, la sustentabilidad del proyecto productivo y la protección de cientos de familias que dependen de esa planta.