En medio de los ataques y el desfinanciamiento por parte del Gobierno nacional a las políticas de memoria, verdad y justicia, Abuelas de Plaza de Mayo informó este lunes la recuperación del nieto 140. “Felizmente van apareciendo estas víctimas pequeñas que ha hecho la dictadura cívico militar”, dijo la presidenta de la institución, Estela de Carlotto, al celebrar el segundo hallazgo del año.
“Se va a encontrar con una hermana que lo buscó junto a nosotras”, agregó Estela de Carlotto. “Tenemos la alegría del encuentro más el encuentro familiar”, celebró y anticipó: “Estoy imaginándome el abrazo”, continuó en una entrevista televisiva.
La histórica referente de Abuelas profundizó: “Sigamos siendo esa parte que iluminó el mundo en el camino de la memoria, luchemos para que la verdad no se apague, bienvenido nieto 140”. Además, resaltó que todavía falta encontrar a 300 nietos y nietas apropiadas durante el terrorismo de Estado.
Luego, reveló que la hermana del nieto recuperado trabaja con las Abuelas y que la conoció “cuando era muy chiquita” y su madre estaba desaparecida. “Estos encuentros son paliatorios porque demuestran que nosotros no tenemos odio ni rencor sino simplemente memoria, verdad y justicia”, cerró Estela.
Por su parte, Adriana Metz, hermana del nieto 140, contó que, aunque siempre trabajó por encontrar a su hermano, nunca se imaginó cómo podría llegar a ser ese día. “Gracias a las Abuelas por enseñarnos a que la búsqueda es colectiva y que tenemos que continuar por estos 300 nietos y nietas que nos faltan a todos”, completó.
Las raíces del nieto 140
Graciela Alicia Romero nació el 21 de agosto de 1952. Sus amigos y familiares le decían “Peti”. Raúl Eugenio Met nació el 24 de agosto de 1953 en Bahía Blanca. Le decían “Melli”. La pareja tuvo a su primera hija, Adriana, en octubre de 1975. Los dos militaban en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).

Raúl fue trabajador ferroviario, como su papá. En un momento, fue a buscar trabajo en una empresa constructora en Neuquén. Cuando lo consiguió, viajaron para allá Graciela y Adriana. Antes, había sufrido un intento de secuestro en su lugar de trabajo. El 16 de diciembre de 1977, un grupo de tareas integrado por el Ejército y la policía de Neuquén irrumpió en la casa en la que vivía la pareja con su hijita de un año y unos pocos días. Se llevaron a Rául y a Graciela, que cursaba un embarazo de cinco meses.